Al llegar a lo que era el comedor, un incómodo silencio pasó. Presentía que estaban varias personas, entre ellas estaba el peculiar olor de mi abuela, mi hermana y el varonil perfume de Leandro, el novio de Angelina.
–Hola. –saludé fingiendo una sonrisa. Inmediatamente, me senté en una silla e ignoré por completo las burlas de todos.
La abuela me había dado a entender una cosa: amaba a Justin, quizás más que a mí. En este momento, supongo que suponía lo que sucedió: había pasado la noche con mi novio falso, que todos pensaban que era real; ese novio falso había resultado estar preso, y al parecer, fue preso injustamente, lo que se llevaba todos mis suspiros de alivio. No quería enamorarme de un ladrón, violador de leyes. Creo que me merecía algo más que eso... aunque Justin era lo que nunca me imaginé, pero no contaba eso. ¿Cómo es que ella no hacía otra cosa más que jugar conmigo? ¿Cómo es que había dicho la noche anterior que me daría cuenta de las cosas? ¿Había pasado algo que yo no me enteré? No sabía nada... sólo que esto era lo suficientemente irreal.
–¡Tenemos muchas cosas que contarte! –gritó emocionada mi abuela. Fruncí el ceño, pero inmediatamente también sonreí.
–Genial. –murmuré confundida, esperando que empiecen a hablar.
Unos minutos de silencio incómodos. Un suspiro. Dos suspiros. Y...
–¡Nos casamos! –exclamó con notable emoción en su voz, Angelina. Incliné la cabeza para donde venía su voz al momento en que un gritito se escapó de mi boca; estaba segura que mi voz irradiaba felicidad, lo sentía.
–¡No jodas! ¡No jodan! –grité y salté de la silla para abrazarla. –¡Angelinaaaaaaaaaaaa! –volví a gritar de la misma forma, abrazándola fuerte y ladeando nuestros cuerpos de lado a lado. Ella reía divertida, y yo no podía evitar no sonreír. –¡Leo incorpórate! –inmediatamente, sus brazos nos rodearon a ambas como si éramos una, y todavía sobraba espacio. Carcajeé varias veces.
Estaba feliz. Demasiado.
Ella venía soñando siempre en casarse; mi tía, que era como mi hermana, por la pequeña diferencia de edad, se encontraba radiente, y sabía que era por ello mismo. Siempre fue la chica que cuidó de nosotras, y maduró rápidamente cuando mis padres murieron. Ella y la abuela, son mis dos prioridades ante todo, además de Kelsey, que es más que una prioridad: es mi nena.
Y todo se formó un abrazo más grande, cuando la abuela y Kelsey se unieron completamente: un abrazo grupal, creo que el mejor de todos. Porque claro... todos estábamos felices. Las cuatro mujeres, sabíamos que Leo era la persona más indicada para Ange; era como el príncipe azul que no existe, pero que fue hecho a la medida que siempre mi tía soñó. Y claramente, ella era su princesa, también moldeada y hecha para él. Eran perfectos, de verdad; <<quisiera un amor como ellos>>.
Las carcajadas invadían el espacio, y me apretaban demasiado, aunque no importaba. El frío del ambiente no se sentía por la calidez de nosotras unidos. Todos reíamos; estábamos felices.
–Esperen... guarden para la próxima noticia. –dijo Leo, riendo. Nos separamos lentamente, y me senté de nuevo en la silla, segura de que tenía la sonrisa más gigante que nunca tuve.
–¿Qué pasa? –pregunté interesada. Imaginaba que los cuatro se miraban entre ellos, sonriendo o quizás estando serios. No sabía de qué se trataba la noticia.
–Viene un médico de Japón. –Dijo la voz de Leandro. –Uno de los mejores oculistas y expertos en ojos del mundo entero. –mi corazón se agrandó, o creo que era mi pulmón... solo sabía que estaba llena de emoción dentro mío. –Lo conozco porque fue mi profesor en la universidad... de verdad es bueno. –Comentó. –Quizás dentro de unas semanas esté aquí, a mediados de Marzo. –Estábamos en la mitad de Febrero: el mes más corto. –Puedo conseguir una cita con él, y preguntarle sobre ti... es la única oportunidad para que vuelvas a ver, ______.
Sentí como si todo se volvió blanco en mis ojos. ¿Volver a ver? Eso se veía tan lejano, y a la vez tan emocionante. Había olvidado por completo la sensación... necesitaba volver a experimentarla. Y esta era mi única oportunidad.
–Pero... como sabes, no saldrá barato. Es una operación millonaria. –completó, pero no arruinó mi felicidad.
Tenía ahorrado más de tres mil dólares, incluso desde antes del accidente. Quizás, con más esfuerzo...
Sabía que todas las miradas se dirigieron a mí, lo presentía.
–¿Quién dijo que no lo lograríamos? –pregunté retóricamente, sonriendo y sin ser capaz de dejar de lado por un momento a mi felicidad.
Iba a ver... no sabía cómo, pero iba a hacerlo. Sólo quería dar saltitos de felicidad.
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Desde ese momento, había estado tan feliz como no estuve nunca. Empezando por la mañana: el que Justin haya sido todo lo contrario a lo que imaginaba, era un peso de encima denegado, por suerte... hablando de delincuencia; seguimos por la tarde: mi tía felizmente se casaba dentro de poco tiempo y una posibilidad aparecía para poder volver a ver el mundo desde otra perspectiva.
Sólo me quedaba sonreír, y sólo eso. Decidí por tirarme a la cama e intentar que el sueño me venza, cosa que pasó en pocos minutos después.
...
–¿Justin? –llamó mi madre detrás de la puerta. Fruncí el ceño con confusión, y me levanté para abrirle.
–¿Mamá? –pregunté al verla frente a mí. Tenía su cabello negro enredado en un moño desordenado; grandes bolsas bajo sus ojos y ellos mismo, iluminados por un brillo peculiar, escondiendo agua.
Algo. No. Estaba. Bien.
–¿Sucede algo? –pero antes de terminar de formular la pregunta, ella se abalanzó a mis brazos, sollozando sobre mi camiseta de algodón. Sin dudarlo, la cubrí al instante, rodeándola por completo y cubría todo, ya que era mucho más pequeña que yo. Cerré la puerta de un tirón de mano y la apretujé contra mí.
Era mi madre. Odiaba verla llorar.
–Justin... –susurró con la voz entrecortada. Yo, simplemente, tenía un nudo en la garganta y no conseguía desarmar el escándalo de mi mente; ella solo lloraba cuando algo o todo iba mal; ¿qué sucedía ahora entonces?
–Mami... –murmuré de la misma forma. Escondí mi cabeza en su cabello, como si le daba apoyo; porque lo sentía demasiado... la amaba demasiado como para verla llorar así.
–Ha ocurrido algo muy malo. –dijo. Sin darme tiempo a contestar o ni siquiera analizar la oración, Pattie volvió a hablar. –Jason se escapó del manicomio. Y no lo encontramos.Entonces... sabía que todo estaba en peligro. Incluyendo a ______.
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Ojos Ciegos ( Justin Bieber & Tu )
De Todo"Caminar sin ver el camino; sonreír sin recordar tu sonrisa; reír con alguien, sin reconocer su rostro; mirar a pesar de no poder observar; escribir sin ver tu letra e imaginar el mundo que te rodea."...