Capítulo doce.

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  "Ella es la nueva novia de Justin Bieber"
"Es ciega. Es tierno de parte de Justin"
"Es bonita, y muy agradable"
"Su cuerpo es horrible. Parece operada"
"Es una perra" "¿Acaso Justin no ve lo que está sosteniendo?"

Me sentía observada, criticada y exhibicionista.
Las miradas de las demás personas se sentían como rayos laser sobre mi cuerpo, quemándome un poco. Pero no era cierto... o quizás sí. Estábamos más cerca de ser la "gran pareja del 2013" en donde ella es una ciega y él todo una estrella, famosa y egoísta. De verdad... él y yo no encajábamos aquí... o quizás, era yo la que no lo hacía.
Además que este vestido parecía un corsé... tan ajustado que podía desmayarme en cualquier momento. Y en el culo, se me apretaba como si la tela querría ser parte de mi piel. Y no era relativamente cómodo, al estar complementado con estos horribles, altos e incómodos zapatos que fui obligada a poner sobre mis inexpertas piernas. Nunca usaba tacos... por inseguridad, miedo a caer y soy tan torpe que podría romperme la boca, si no fuera por Justin que me sostenía como si era un chicle.
A pesar de todo... había estado muy atento y tranquilo, y no voy a engañarle a nadie: amaba que sea así. Ponía mis nervios a tres mil, y el corazón a setecientos mil por dos. Aunque sí tendría que mirar el lado positivo a esto, había conocido a celebridades que siempre me hubiera gustado conocer.
–¿Qué harías si ganas? –pregunté en el momento en que estábamos sentados en asientos confortables, y si tenía entendido, enfrente estaba el escenario para las entregas que en minutos empezarían.
–Subir al escenario, supongo.
–Debe ser vergonzoso. –hice una mueca pero él rió en consecuencia
–Es costumbre, princesa. –<<Costumbre>> claro. Yo no me podría acostumbrar ni en un millón de años.
Con su mano, ubicada en mi antebrazo, recorrió el largo de mi completo brazo para juntar nuestras manos en un nudo. Ese simple hecho, me hizo sonrojar y nuevamente... sentir el enorme zoológico que estuve intentando de ignorar hoy, durante toda la hora atrás desde que llegamos.
–¿Qué dicen tus fans, sobre... umh... nosotros? –tímidamente pregunté. Podía sentir su sonrisa orgullosa, y algo ganadora.
–Lo de siempre. –Comentó como si no le importaba nada... y yo no sabía absolutamente de algo que no tenga que ver con libros u otras pequeñas cosas.
–Cariño... te recuerdo que no soy de este entorno. –fue algo de sarcasmo.
–A muchas le gustas... a muchas no.
–Me dijeron perra. –Lo dije en un murmuro, pero estaba tan absorta a las palabras de los demás que no me importaba. Solo lo dije, para que sienta y sepa que no me importa por el tono de voz que usé.
–Son algo posesivas, y celosas mis Beliebers. –Levanté las cejas con una piadosa sonrisa.
–Me gusta 'Beliebers' suena como tú. –Le dije tontamente. Él rió en una carcajada surreal como la de un ángel.
¿Por qué tengo que encontrar las cosas que hace bien, y no puedo registrar una en la que esta noche fue mal?
–Prometo que les caerás bien. Además, has mejorado algo y restaurado mi imagen de 'chico rebelde' –comentó pareciendo serio. –Desde que he dicho sobre ti, las ventas y seguidores subieron.
–¿Cuándo bajaron? –pregunté interesada.
–Ya no importa. –el tono algo frío, diciendo y recordándome que no era bueno hablar con él cuando suceden temas así y su contestación es fría de un segundo al otro. Pero... en mi cabeza, anoté una nota mental de 'Investigar sobre Justin Bieber'.


{••••}

La noche había terminado con un éxito rotundo. Justin había ganado cuatro premios como "Artista masculino" "Mejor álbum" "Mejor video" "Mejores fans" Aunque, lo de fans no le pertenecía en su totalidad, algo era algo.
Tomé en cuenta cada palabra de su boca... desde consejos, hasta sobre cosas de vida personal, intentando encajar piezas para conocerlo más... pero era difícil, porque solía ser reservado y sé que ocultaba cosas importantes que no tenía ganas o no quería hablarlas conmigo. Y no lo culpo, yo no hablaría con cualquiera de cosas... privadas.
Esa mañana, había sido demasiado fría como para salir. Pero había sol que trataba de luchar contra las moléculas frías del aire, para calentar el oxígeno, y en parte lograba hacerlo. Era agradable un tiempo así. Sin molestas transpiraciones caloríficas que ordenaban a sacar todo hasta quedar en bragas y sostén, ni cinco ponchos encima por el frío.
Entonces, me quedé en el sofá principal, con los auriculares conectados a mi computadora y sobre mis oídos, contándome cada detalle de vida de Justin Bieber, el chico más famoso del mundo con solo 19 años. Y algo sorprendida estaba. ¡Estaba saliendo con Justin! Un famoso.
–______*, ha llamado Justin, linda. –Dijo mi abuela con divertido acento en su voz. Quité mis auriculares y pulsé una tecla de la computadora para parar la grabación contando la vida de él.
–¿Me pasas?
–Cortó... dijo que viene para aquí. –Asentí con la cabeza e inmediatamente, pulsé el 'Esc' de la computadora, para ocultar el hecho de que estaba investigando su vida.
Solo pude llegar a la conclusión de que: de niño tuvo una vida difícil y fue famoso gracias a videos en internet por Scooter Braun. Pero no había nada de malo en eso... había algo más escondido.

El timbre sonó y Justin apareció segundos luego, saludando a mi abuela con una amistad irreconocible y un sonoro beso en su mejilla. Luego repitió el proceso conmigo.
–¡Tanto tiempo! –exclamé con una simpática sonrisa.
–Oh... te he extrañado. –Rió y se sentó a mi lado, pareciendo más alegre que lo común. –¿Shakespeare? Sí que eres aburrida, niña. –Rodé los ojos con diversión.
–Soy escritora. Debo saber sobre el mejor escritor de la historia.
–Prefiero las películas. –Sé que se encogió de hombros, con su boca torcida y ojos esplendamente brillantes. Oh bueno, así me lo imaginaba.
–Tú eres chico de películas y lujos, yo de libros y... –me interrumpió.
–¡Flores! Yo sé que te gustan las flores. –fruncí el ceño, y negué con la cabeza.
–Odio las flores. –Y... sí, era raro que una mujer las odie... pero así era yo. –Libros y comida. Definitivamente.
–¿Por las dudas los caballos no van contigo? –Abrí mis ojos ofendida, pero para eso, él agregó: –¡No! No en ese sentido... sino que te estoy invitando a cabalgar.
Inconscientemente, sonreí. Recordar la única vez que fui a cabalgar junto con mi padre, fue algo que casi se iba al olvido. El caballo era una gran y alta yegua, blanca con manchas marrones, y en medio de la caminata, se había parado en seco para hacer una gran popo de caballo en el pasto y seguido de eso, se sentó en el piso como un perro mientras yo gritaba como loca al caer para atrás... ¿y donde aterrizar? En la caca del caballo. ¿Lindo, no? Recuerdo que había quedado empapada de bosta de caballo y apestaba en un olor tan asqueroso que picaba la nariz. Y solo tenía ocho años.
–¿Entonces es un sí?
–Si permites que un caballo no me mee encima, claro. –Dije, ignorando su risa confundida.
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Ojos Ciegos ( Justin Bieber & Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora