La Solución está en tu Corazón - Finalizada -

Capítulo 5

El viaje fue de lo mas hermoso, con Vicky ya habíamos planeado como iban hacer las cosas, la meta era recibirse con los mejores honores. Me había contado que los estudiantes con mejores promedios eran llamados por el mejor estudio de abogados, Estudio Vulturi, su reputación y su historial hacían del estudio uno de los más deseado para un abogado. Trabajar ahí era como trabajar en el mismo cielo. No habían perdido un caso jamás. Cuando Vicky me contaba todo lo que había averiguado de ese estudio, más ganas nos daban de querer trabajar ahí. Sabíamos que trabajar ahí significaría mucho para nuestras carreras, sabíamos que nos teníamos que esforzar y dar lo mejor de nosotras mismas, en cada clase y en cada examen si en verdad queríamos eso.

Después de que nos instalamos en un pequeño departamento, fuimos a recorrer las calles próximas, teníamos una librería no muy lejos de donde vivíamos, una biblioteca unas cuantas cuadras, y obviamente no pudimos no pasar por nuestra meta: Estudio de Abogados Vulturi. A cada lado de la puerta doble de roble oscura tenía dos columnas de mármol blanco. Sus paredes eran de un rojo oscuro y su nombre de un negro intenso. Era una invitación para entrar. Pero no estábamos en condiciones para hacerlo, si lo haríamos, lo haríamos mejor vestidas y con mejor aspecto, una buena presentación contaría mucho a nuestro favor, por lo que pegamos la vuelta y nos fuimos al departamento a descansar.

Para el mes ya teníamos recorrido todo el barrio, habíamos conseguido trabajo en un bar y los fines de semana salimos a despejar la mente. Aprovechamos los últimos días hasta la última gota.

El día anterior al de iniciar las clases, habíamos preparado la ropa y nos habíamos acostado temprano, no queríamos llegar tarde el primer día. La puntualidad y la presencia era lo primero que contaba en un buen abogado, y eso es lo que queríamos.

Nos levantamos temprano, nos duchamos y tomamos un desayuno liviano, los nervios no nos dejaban pasar mucho más. Vicky había conseguido llevar su auto hasta allá por lo que podíamos ahorrar el viaje hasta la universidad. Cuando llegamos y vimos la imponente Harvard, nos quedamos maravilladas. Era asombroso. Caminamos lo más tranquila que podíamos, por suerte cursábamos todas las materias juntas.

Estábamos acostumbradas a estudiar juntas, por lo que no nos resulto difícil, prestar atención a las clases.

Las semanas volaron, yo pude llamar a mi padres por segunda vez al segundo fin de semana, ya que desde el comienzo nos habían dado mucho en lo que trabajar.

Estábamos en el jardín de la Universidad cuando ví a un hermoso rubio de ojos celestes, tenía una camisa blanca y unos pantalones negros. La codee a Vicky y le hice señas con la mirada para que viera a ese hermoso hombre. Ella quedo tan deslumbrada como yo.

Sin darnos cuenta cursábamos juntos algunas materias. Según Vicky eso era una buena señal para entablar una conversación, lo que yo no sabía era como...

Dejamos pasar como tres semanas después de que lo habíamos visto en el campo. Y ese mediodía a Vicky se le ocurrió la grandiosa idea de que era momento de hablarle.

Nos sentamos cerca de donde estaba y empezó hacerme preguntas sobre los temas que compartíamos, pero me sentía tan perdida en la presencia de él que no podía responder.

-disculpen, ¿ustedes cursan crimen y delito?- nos pregunto. Su voz era como escuchar a las campanas. Me había perdido en ese cielo que tenía en la mirada. Su cabello rubio no podía envidarle al sol, era tan dorado y hermoso.

-Bella despierta- me dijo Vicky en un susurro. Yo me queje y asentí.

-Si cursamos esa materia ¿vos también?- le pregunto Vicky. Claro que también si lo has hecho a propósito, pensé para mis adentro.

-si creo que tu amiga no conoce la respuesta, si quieres puedo ayudarte con ese tema- dijo con una hermosa sonrisa- pero que descortés de mi parte, no me he presentado aún, mi nombre es James- dijo tendiendo la mano.

-Vicky- dijo sujetándosela –mucho gusto- y sentí un golpe en mis costillas.

-Bella- dije ruborizada- un placer- y él tomo mi mano y me sonrió.