Capítulo 25

1.3K 183 58
                                        

-No digas tonterías, estás muy borracho -aventé su cuerpo porque pesaba demasiado y no podía apoyar mi pie lesionado.

-¡hyung! ¡mi Hobi hyung! -estiró los brazos a los lados y comenzó a reír de la nada, se acercó de nuevo y me abrazó con fuerza.

Por reflejo apoyé el pie y un ardor invadió mi pierna. No tuve más remedio que ignorarlo y pasé su brazo por mis hombros para llevarlo hasta la cocina.

Él murmuraba quien sabe qué cosas y se reía de la nada, definitivamente estaba perdido en el efecto del alcohol. Tomé un vaso con agua y lo acerqué a él.

-¡Huy, vodka! -los ojos le brillaron y tomó el vaso emocionado.

-No Tae, es agua.

-¡No quiero! -pataleó golpeando el piso- ¡no me gusta el agua!

-Por favor, tienes que beber esto -volví a acercarle el vaso.

-¿Podré pedir algo a cambio?

-Lo que quieras -insistí- pero tómatela.

-¡Bien! -juntó los labios haciendo un puchero y dio un gran trago- ¡Listo! ahora ven aquí -me jaló hacia él y me forzó a sentarme en sus piernas.

-Tienes que beber más agua -le resté importancia a su acción e intenté levantarme pero él tomó mi brazo con fuerza- déjame ir por la jarra -suspiré cansado.

-¡Ño! -se quejó como niño pequeño, puso su mejilla sobre mi espalda y rodeó mi abdomen con sus brazos- te quiero aquí... conmigo, solo conmigo.

-Si no quieres beber agua entonces será la segunda opción -quité sus brazos y me levanté enseguida.

-¿Ah? -me miró confuso mientras lo tomaba de la mano y lo llevaba directo al baño. Sin decirle nada, lo metí cerrando la puerta con seguro para que no se me escapara y levanté su camisa...

-¿Verdad que me deseas más a mí que a Kook? -puso su mano en la orilla de mi pantalón e intentó besarme.

Retiré su mano y terminé de quitarle la prenda, lo senté con cuidado en la orilla de la bañera y continué con los zapatos. Él pasó la mano por mi cabello y dio varios suspiros, su actitud era muy extraña.

-Vamos Tae -abrí la llave del agua y la entibié muy poco, en ese caso era mejor el agua fría pero no quería que se enfermara. Lo tomé del abdomen para meterlo en la bañera y él soltó un quejido, su rostro comenzaba a llenarse de lágrimas.

-Me duele- susurró tratando de quitar mis manos- duele mucho.

Cambié la posición de mi agarre y vi un horrible moretón en su costado- ¿Qué te pasó Tae? -algo estrujó mi corazón.

Dejé que el agua lo empapara por completo y después de un par de minutos lo saqué de la ducha, aunque su pantalón había quedado totalmente empapado ya podía mantenerse en pie por sí solo. Busqué una toalla para secarlo y él continuaba quejándose cada vez que tocaba su herida.

-¿Con qué te lastimaste? -no dudé en preguntar mientras enredaba la toalla en su cabeza.

Me hizo a un lado sin responder nada y caminó hacia la habitación. Suspiré y lo seguí, lo vi sentarse sobre mi cama y busqué en los cajones ropa seca.

-Te vas a sentir mejor en un rato -lo ayudé a ponerse la camisa y pasé mi mano por su espalda tratando de reconfortarlo. Alzó la cara y pude ver sus ojos rojos, su expresión era de tristeza.

Me senté a su lado y tras pensarlo solo unos segundos me decidí a abrazarlo, no toleraba verlo así. Me rodeó con sus brazos y pude sentir su corazón latiendo en sintonía con el mío;  el tenerlo tan cerca me hacía sentir como un infiel por Kook, pero no podía evitar mi deseo de consolarlo.

-¡Estamos en casa! -gritó Jimin y solté a Tae enseguida- ¿quién dejó abierto?

Había olvidado cerrar la puerta.

-¡Oh! TaeTae ¿ya estás aquí? -comentó sorprendido al entrar en la habitación.

Taehyung le sonrió enseñando todos sus dientes he intentó, en vano, levantarse.

-¿Qué tiene? -preguntó acercándose a nosotros.

-Por alguna razón estuvo bebiendo -lo miré echarse de espaldas sobre la cama- no sé cómo le hizo para llegar a casa.

-¡Hay que sacarlo de aquí! -su cara palideció- el manager viene para acá para hablar con él y contigo.

-¿Con nosotros? ¿Para qué?

-¿Eso es importante ahora? ¡Si lo encuentra en ese estado lo suspenderán!

Jimin tenía razón, el manager no podía ver a Tae así.

-Ayúdame, voy a sacarlo de la casa -lo tomamos de ambos brazos y al caminar a la puerta vimos como ésta se abría lentamente. ¡Regresa! ¡Regresa! -susurré apresurado para que me ayudara a meter al pequeño desorientado de nuevo en la habitación.

-¿Y ahora qué hacemos? -su cara de preocupación solo me ponía más nervioso. Dejamos a Tae sobre la cama y éste empezó a dar vueltas tarareando hasta que encontró su pantalón seco sobre las sabanas. Se cambió con total tranquilidad y Jimin y yo nos miramos incrédulos.

-¡Jimin! –gritó Jin- ayuda a Hoseok a venir para acá. Mordí mi labio inferior con nerviosismo, pasé mi mano por mi cabello y miré a V sonriéndonos.

-¡Sal! ¡Diles que dejé una nota y que salí con Tae!

-Pero... ¿y si tratan de entrar a la habitación?

-Tu solo has lo que te digo, por favor no dejes que entren, detenlos al menos durante cinco minutos ¿sí? –supliqué.

-Vamos Tae, hay que salir de aquí -me acerqué a él tomándolo de la mano y mientras Jimin salía nosotros nos acercábamos a la ventana que daba al balcón.

-¡Como Peter Pan! -alzó las manos emocionado.

Lo miré confundido y estuve a punto de reírme, parecía tener a mi lado a un niño muy inocente. Bajé por las escaleras de emergencia sin soltarlo y la lesión en mi tobillo comenzó a punzar, poco me importó cuando vi su cara.

-Esto no es gracioso -bufé aguantando la risa, la verdad si era divertido escapar de casa.

Una vez abajo alcé la mirada y vi la luz de la habitación encenderse, seguramente los chicos ya habían entrado a buscarme.

-¡Corre Hobi! –dijo entre risas y tomó mi mano- ¡pueden asomarse! -su voz ya no sonaba como antes, ahora se había normalizado.

-¡Espera, no pue... -sin dejarme terminar de hablar me jaló con fuerza y comenzamos a correr tomados de la mano.

Como era de esperarse el dolor se presentó de nuevo y aunque él sonreía por la adrenalina del momento, yo solo pensaba que no estaba bien forzarme a correr de esa manera.

-Ya no está llorando -dijo una voz en mi cabeza y de nuevo le resté importancia.

Llegamos al parque donde nos vimos aquella vez que terminó con Irene, nos sentamos en una banca tratando de recuperar el aliento y ambos reímos. Hacía mucho tiempo que él y yo no hacíamos nada juntos y esto, de alguna manera, compensaba el tiempo perdido.

-¡Hyung! –gritó de repente señalando mi pie- ¡estás sangrando!

A la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora