Capítulo 32

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Narra Jungkook

-Al menos pudimos comprar palomitas -Youngjae tomó un puño de las mías y caminamos hacia la salida.

-Fue por mi mala suerte -suspiré y bebí de mi soda, la función había sido cancelada después de pasar una hora entera en dulcería.

-¿Mala suerte? -torció la boca y me miró con extrañeza- no puede ser, si el simple hecho de tenerte cerca ya es suficiente fortuna.

Él calor subió a mis mejillas y una vez más me quedé sin habla, pues aunque él solía ser así conmigo, no podía evitar el nerviosismo.

-Aún es temprano -saqué el celular y agaché la cabeza para evitar que se diera cuenta.

-Vayamos ahí -señaló una sala de videojuegos- hagamos una competencia y el que gane podrá pedirle lo que quiera al otro.

-De acuerdo -acepté enseguida, me encantaban esa clase de juegos.

Tomó mi mano y me arrastró hasta el lugar, jugamos en varios simuladores y reímos tanto que mi estómago comenzó a doler. Estando con él se me olvidaba todo aquello que me tenía presionado o triste, quizá era su personalidad o su risa tan explosiva, pero estaba agradecido de tenerlo como amigo.

Llegamos a un simulador de carreras y fue entonces cuando algo en mi interior dolió. Recordé las últimas vacaciones cuando salí a jugar con Tae y me sentí pésimo, solíamos ser buenos amigos y ahora solo peleábamos.

-¿Te sientes bien? -se paró frente a mí tratando de buscar una respuesta en mi mirada- sabes que puedes confiar en mí ¿verdad?

-Lo sé -agaché la cabeza apenado- solo me siento culpable.

-Eso ya es pasado y tienes que dejarlo ir -enlazó su mano con la mía e intentó tranquilizarme.

-¿Por qué te interesas en alguien como yo? -resistí las lágrimas pues él conocía toda la verdad respecto a mi.

-Porque me importas -derrumbó mi barrera con un cálido abrazo y escondí mi rostro en su cuello- no quiero que te dañes tomando el amor de alguien más.

-¿Qué puedo hacer si lo quiero? -me sentía desesperado y él movío su mano en mi espalda para tranquilizarme.

-¿Sabes cuál es el acto más noble en estos casos? -su voz se quebraba y escuché los susurros de las personas a nuestro alrededor- dar libertad para amar.

-¿No es demasiado tarde para eso?- levanté la mirada y vi sus ojos enrojecidos, no éramos más que dos chicos llorando en medio de una plaza de videojuegos.

-Nunca es demasiado tarde para hacer lo correcto -sonrió levemente.

Como pude le devolví el gesto y después de platicar un rato más, fuimos juntos de regreso a casa. Él era comprensivo conmigo y me hacía entender muchas cosas, pasabamos la noche mandándonos mensajes y esa noche fue cuando tomé una decisión.

Esperé a que amaneciera y le pedí a Hobi que habláramos antes de que todos se levantaran...

-¿Qué pasa? -se acercó al sillón junto a mí y tallaba sus ojos como un niño recién levantado.

-Lamento despertarte -sonreí al ver como entreabría los ojos con dificultad.

-No importa -bostezó antes de despertar por completo- ¿ya desayunaste?

-No, todavía no -él se levantó enseguida para irse a la cocina y tomé su brazo para evitarlo- pero no quiero desayunar, quiero decirte algo.

-Pues adelante pequeño -regreso a su lugar y me miró atento- puedes decirme lo que sea.

A la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora