Estoy sentada en uno de los sillones de la sala, la presencia de Daen había desaparecido desde hace un día, dejando a mí con el corazón en la boca.
La noche de la reunión, habíamos sabido arreglar el malestar entre nosotros, es más, esa noche estuvimos juntas, abrazados hasta que la bruma del sueño me había absorbido por completo pero, en la mañana, había despertado completamente sola, sin tener una nota del castaño.
Y, un día después de ese, no había obtenido ni una señal de vida, lo cual me mantenía preocupada.
—Debe comer algo, señorita Hel. —Cabo, por lo que parece su séptimo intento, coloca un plato con comida frente a mí. Mi cabeza se mueve en forma negativa, dándole a saber que no tenía apetito.
—¿Lo encontraron?
—No, señorita —Cabo se aclara la garganta—. Lo único que sabemos, es que regreso a la gran casa y tomo una de las motocicletas, luego perdimos su rastro.
—Bien.
Cabo se retira, dejando el plato sobre la mesa de centro. Un suspiro se elimina de mi sistema. Pensar todo el día en las palabras de Daen no me tranquilizaba en lo más mínimo.
El recuerdo de Bacardi viene a mi mente, y la promesa de Daen de no hacer nada en su contra ahora parece sólo palabras lanzadas al azar.
Él había prometido no dispararle, y el simpe hecho de pensar en Daen sosteniendo una pistola en sus manos, me enfermaba.
Daen era un asesino, tal y como el resto de hombres que estaban custodiando la casa.
Mi padre...
—Señorita Hel —Una voz, que no logro reconocer llama mi atención. Se trata del hombre que siempre está a unos cuantos metros de mí, observando en pleno silencio—. Mire por la ventana.
Hago lo que me indica, y termino colocándome de pie para acercarme aun más al cristal. La visión de Daen, siendo sacado de un auto casi a rastrar por la misma castaña que cuidaba anteriormente la casa, me da nauseas.
La cabeza gacha del chico con el que había pasado la mayor parte de mi infancia, me hacen pensar lo peor, pero no es hasta que Cabo se acerca a ellos, que todo cae en su lugar.
Daen estaba borracho.
Mis pies no se mueven de su lugar, y sólo soy una espectadora de la desastrosa escena que se reproducían a unos cuantos metros de mí.
La castaña regresa a su auto luego de cruzar unas cuantas palabras con Cabo, el moreno, se encarga de llamar a dos hombres más, los cuales toman a Daen por los brazos, y lo guían hacía la entrada de la casa.
—Llévenlo arriba. —Digo, segundos después de que cruzan la puerta principal. No soy capaz de mirar a Daen, y tampoco soy capaz de encontrar la fuerza suficiente para seguirlos.
Para cuando me quedo nuevamente sola –sin contar la presencia del hombre de Cabo-, Arman cruza la puerta de la cocina, observando con enojo las escaleras por las cuales había subido a Daen.
—Te preparé una sopa caliente, Hel. —Su tono es dulce cuando se dirige a mí, y antes de que diga algo más, afirmo, sin muchas ganas.
En cuanto me siento en la pequeña mesa de la cocina, Arman se encarga de vigilar cada bocado que doy. El hambre parecía haber aparecido casi por arte de magia, y era algo que me estaba molestando.
¿Por qué perder el apetito por alguien que, al parecer, estaba pasándosela genial?
¿Por qué preocuparme por alguien que ya estaba perfectamente acompañado?

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KILLER © |SIN EDITAR|
Action"Con solo un paso, él sabrá tu destino. No le dicen Killer por nada." Portada perfecta: @GDanyelle Historia Registrada en Safe Creative. © All rights reserved. Se encuentra expresamente prohibida su reproducción, copia (total o parcial), publicación...