Mis ojos están sobre el cordón amarillo que rodea la entrada de la gran casa. Había estado de pie sin poder moverme un solo centímetro desde que Daen me había ayudado a bajar del auto.
Arman, quien se mantenía en silencio, había permanecido a mi lado mientras Daen se encargaba de hablar con los policías.
Parpadeo con rapidez, no había lágrimas en mis ojos, pero el sonido del disparo no dejaba de reproducirse una y otra vez en mi cabeza. Había escuchado los gritos de Bertha. Cada una de sus súplicas para que estuviera en la casa y simplemente había dejado eso de lado, haciendo lo que Daen quería.
—Esto es estúpido.
Escucho la voz de Arman, pero no me detengo, varios pares de ojos se detienen sobre mí, pero no hacen nada para detener mi andar. Sabían quién era y tenían claro que no debían meterse conmigo.
Paso bajo el largo cordón de restricción y cruzo con rapidez el camino que me separa de la puerta principal.
Lo que años atrás servía como casa de vacaciones, parecía un cementerio. La falta de las risas de Bertha, la falta de mi padre...
Mis pies se detienen por completo ante la visión de un gran charco de sangre, las nauseas no dudan en venir a mí, pero las reprimo. No era la primera vez que veía sangre, tenía que tranquilizarme.
Mis tacones resuenan con fuerza contra el duro mármol cuando retrocedo, tratando de alejarme de la masiva cantidad de sangre.
¿Esa sangre pertenecía a Bertha?... ¿Qué había hecho con ella?
—¿Daen? —llamo, no obteniendo ninguna respuesta. Una mueca se instala en mis labios al tiempo que me empujo a rodear la sangre. El camino rojo no terminaba ahí, ante cada paso que daba, una mancha de sangre adornaba el suelo.
El camino me guía hasta el salón principal. Mis ojos escanean cada parte de la habitación, no viendo nada fuera de lugar; en realidad, todo parecía completamente en orden, menos por aquel charco de sangre que se encontraba justo en el centro.
Mis ojos se levantan casi con vida propia y el grito que se construye en el fondo de mi garganta amenaza con romper los cristales a su paso.
—¡Daen!, ¡Daen! —Mi cuerpo se choca contra una de las paredes, tratando de alejar la horrenda vista que tenia frente a mí. Luego, un par de brazos tiran de mí, obligándome a desviar la mirada, la tensión que desprende es demasiada, tanta, que mis lágrimas empiezan a deslizarse casi con vida propia en mis mejillas.
Nunca sacaría aquella imagen de mi mente.
Nunca volvería a recordar a Bertha antes de esto...
—Cálmate, Hel, solo respira y no voltees.
—S-su corazón... ¡Su corazón! —una fuerte mano tira de mi cabeza, obligándome a pegar mi rostro contra el duro pecho.
Su corazón... Bertha no tenía su corazón...
Tener que ver un cuerpo colgando del techo de tu propia casa, con el torso completamente abierto y con un hueco ocupando el lugar de su corazón no era algo que olvidaría en un buen tiempo.
Se trataba de Bertha, ella había sido mi madre por muchos años, ella me había amado como una hija más...
—Tenemos que salir de aquí, Hel. —La voz de Daen llama mi atención, pero simplemente me limito a negar con la cabeza. No quería moverme. No quería volver a enfrentarme con la visión de Bertha muerta. No lo soportaría...
—Señor Hamilton, debe sacar a la señorita Petrov de aquí.
—No necesita decirme como hacer mi trabajo. —Intento separarme de Daen, pero este no lo permite, al contrario, sus brazos parecen apretarse a mí alrededor, pero sin importarme mucho la tensión en su cuerpo, me alejo de él.

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KILLER © |SIN EDITAR|
Action"Con solo un paso, él sabrá tu destino. No le dicen Killer por nada." Portada perfecta: @GDanyelle Historia Registrada en Safe Creative. © All rights reserved. Se encuentra expresamente prohibida su reproducción, copia (total o parcial), publicación...