十八

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十八
sister, sister

—Estoy en casa —anunció Kise cuando llegaron al departamento, que resultaba ser bastante más grande y lujoso de lo parecido, pero por supuesto, tratándose de un modelo no se podía esperar menos.

Aparentemente, el lugar estaba vacío, sin embargo se escuchaba a lo lejos alguna especie de ruido, como si un televisor estuviera encendido. Tomó el corto tiempo que a Kai le llevó quitarse los zapatos y colgar su bolso en el perchero de la entrada el que una persona apareciera por el alféizar que dividía la entrada de la sala. Era una chica rubia, su cabello de finas ondulaciones caía cual cascada de oro hasta la mitad de la espalda, y sus ojos dorados con largas pestañas delataban su parentesco con el muchacho a su lado. Ella era, en resumidas cuentas, una Ryota mujer.

— ¿Cómo te fue en… quién es ella?

Vaya, incluso su voz era parecida. Aunque más melodiosa, claro, lo que ella decía sonaba como tintineos de una campana de viento.

— ¡Ah! Rima-nee, ella es Kaicchi —no era una presentación del todo, más bien como si dijera "¿recuerdas a la persona de la que siempre te hablo? Bueno, es ella."—, Kaicchi, ella es Rima-nee, mi hermana mayor.

—Es un gusto conocerla —se inclinó, pero para cuando estuvo enderezada de nuevo, había otra chica, a simple vista más joven que Rima, aunque con las mismas cualidades: cabello dorado sólo que liso y hasta los hombros, pestañas largas y ojos dorados.

Aquello debía ser una especie de broma de mal gusto.

—Y Risa-nee, mi otra hermana mayor, aunque es menor que Rima-nee.

— ¡Oh! Así que tú eres la famosa Kaicchi. Es un gusto conocerte por fin —dijo Risa, cosa que hizo que Kai se pusiera roja hasta las orejas por el hecho de que había caído en cuenta de que Ryota le había hablado a sus hermanas sobre su existencia.

—Eres muy linda —inquirió Rima mientras se acercaba, una mano posada en la cintura, la sonrisa ladina tatuada en su rostro y un brillo extraño en los ojos—, realmente Ryota tenía razón. ¿Te gustaría ser nuestra modelo de maquillaje y vestuario?

—Ah… yo no, lo siento pero, no me gustan esas cosas…

— ¡Buena idea, Rima-nee! ¡Se vería preciosa modelando junto a Ryo-chan!

—Esto… a mí no…

— ¡Basta, Rima-nee, Risa-nee! —intervino Kise, a quien en ese momento vio como nada más y nada menos que su supremo salvador, maravilloso super héroe—. Kaicchi no va a modelar ni va a ser su conejillo de indias. Ella ya es mía.

Dicho esto, la tomó del brazo y la llevó adentro del departamento, aunque ella ya no fue consiente de nada más, en su mente se repetía una y otra vez esa última frase.

Kaicchi es mía.

Kaicchi es mía.

Es mía.

Mía.

Quería salir huyendo, explotar o que se la tragara la tierra, lo que pasara primero. Aunque con lo roja que estaba y el calor que sentía, además de los nervios, era más probable que pasara la segunda opción. A penas volvió en sí cuando estuvo de pie frente a la puerta de una habitación, puerta que el rubio abrió, y cuando la jaló para que entrara consigo, ella simplemente se quedó petrificada.

— ¿Kaicchi? ¿No quieres entrar? —ante la cuestión, ella bajó el rostro, llevó una mano contra el pecho y se quedó ahí. Kise ni siquiera tuvo que fijarse en sus orejas rojas para saber lo que pasaba—. Oh. ¿Tienes pena? —una sonrisa tibia fue dedicada a ella, y le acarició el cabello con suavidad—. Tranquila, no va a pasar nada. No voy a comerte.

No podía ser verdad.

¿Se podía estar más avergonzado y rojo en la vida?

Ella, justo en ese momento, juraría que no.

end of the chapter

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