三十六

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三十六 
training camp... without the camp

Kise despertó a duras penas, su cara de vencido por la vida daba a entender a su hermana mayor (quien lo había despertado) que claramente seguía en el mundo de Morfeo, y no planeaba regresar en algún momento pronto.

A penas entre pesados parpadeos pudo observar el ceño fruncido y las manos en jarras de Rima. Eso solamente podía indicar que estaba molesta, a saber la razón.

— ¡Ryota, despierta! ¡Tu celular lleva sonando todo lo que va de mañana!

Fue ahí cuando se percató. Había mucho ruido en el fondo, como un constante repiqueteo que le taladraba los tímpanos. Y la cabeza le dolía, realmente le dolía.

Medio incorporándose, retorciéndose cual zombie en sufrimiento, se apartó las sábanas del cuerpo y procedió a sentarse en el borde de la cama. Rima se había ido, lo que lo dejaba solo con ese ruido infernal. Eran vacaciones… ¿quién llamaba a las nueve de la mañana en vacaciones? Se frotó el rostro, tomó el celular… y todo rastro de sueño, cansancio, dolor o sufrimiento se esfumó de su rostro al ver el remitente.

— ¡Kaicchi! ¡Buenos días! —respondió antes de dejar pasar un segundo más, con una feliz sonrisa instalándose en su rostro.

Kise, ¿dónde estás? Llevo dos horas esperándote para comenzar con tu entrenamiento…

… Y hasta ahí llegó su felicidad.

La frase lo hizo pararse de un salto de su cama, exclamando un sonoro “¿¡de verdad!?” que pudo asegurar, le sacó una mueca de disgusto a Kai. Ella no le había dicho nada de un entrenamiento. Pero era obvio, si todos se iban al campamento, él no iba a dejar de practicar solamente porque se quedó en la ciudad.

— ¡Lo siento mucho, Kaicchi! ¡Acabo de despertar!

—… Deja de gritar.

— ¡En seguida voy, en seguida voy!

Te espero. Nos vemos.

Y sin más, le colgó.

De más estaba asumir que Shibata Kai estaría… molesta.

• • • ● • • •

Estaba sentada en una banca del parque, leyendo un libro, con el ceño fruncido. Kise llegó corriendo justo cuando Kai levantó la mirada para tomar un sorbo de su malteada de doble chocolate, con trozos de chocolate en el fondo. La morena alzó la ceja al verlo llegar, corriendo, cansado. Respiraba agitadamente, y se inclinó hasta que su nariz casi toca el suelo, a modo de disculpa.

— ¡Lo siento, Kaicchi! ¡Discúlpame!

Ella suspiró profundamente, y negó con la cabeza. Kise se fijó en el pantalón holgado de algodón y los zapatos deportivos que ella tenía puestos, además de la camiseta que dejaba ver sus hombros. Era verano, desde luego. Y ella se veía muy bonita, con esa ropa y el cabello recogido en una coleta alta. Parecía incluso que fuera a ejercitarse también, pero cualquiera que la conociera sabía bien que eso era un muy buen chiste.

—Me quedaré aquí. Ve a darle cinco vueltas al parque —mencionó, o más bien ordenó, mientras le daba otro sorbo a su bebida, y volvía los ojos al libro.

[ 1 ] KnB ▶ yellow serendipity [PremiosKnB2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora