十三

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十三
the language of flowers

Ni siquiera cinco minutos pasaron cuando Kai alzó la mirada y vio, estupefacta, un punto muy amarillo que agitaba un brazo desde afuera de la biblioteca. Respiró profundo, cerró el libro, lo colocó en su sitio y salió medio reacia del lugar. Kise la recibió con una sonrisa de esas que te dejan ciego y tendiéndole algo tan amarillo que podía pasar por el sol.

—Kise, ¿se puede saber qué rayos haces aquí y con un ramo de tulipanes amarillos?

— ¿Ehhh? Pensé que te gustaban, Kaicchi.

— ¿Cómo es que lo sabes? —su ceño se frunció. En lo que llevaba de conocer a Kise Ryota, no recordaba haber hablado de gustos o disgustos con él en ningún momento.

—Bueno, es que eres alérgica al polen, y las flores con poco polen son muy pocas. Lo primero que descarté fueron las rosas, no eres ese tipo de chica. El resto eran azaleas, hortensias, orquídeas, pensamientos... decidí arriesgarme por los tulipanes. Son especialmente encantadores.

Bien, debía admitir que Kise era lo suficientemente observador como para darse cuenta que la razón de su alergia el día pasado era el polen, eso era sorprendente. Pero simplemente se dedicó a observar el ramo de tulipanes y al muchacho que lo llevaba de manera intermitente. Porque no era que había escogido los tulipanes solo por ser encantadores, era que había escogido los tulipanes amarillos porque, además de encantadores, se parecían a él.

Lo más hilarante del asunto era el significado de la flor en sí.

Suspirando, tomó el ramo con cuidado entre sus manos, sacando una de las flores de entre la docena y entregándosela al muchacho, quien la aceptó con un poco de confusión.

— ¿Kaicchi?

— ¿Has leído el libro "el lenguaje de las flores"? —inquirió como quien no quiere la cosa, comenzando a caminar, siendo seguida por Ryota.

—No, ¿por qué? ¿Hice algo malo?

Kai se tardó un momento en responder, el tiempo que se tardó en esbozar una sonrisa que bien podría ser catalogada como una idiota, mientras un sonrojo recorría sus mejillas.

—Al contrario, Kise. Lo has hecho muy, pero que muy bien.

• • • ● • • •

A pesar de que estuvieron juntos una parte del día, y que Kise la acompañó hasta su hogar (soportando los gritos de fangirl de su madre que casi muere ahí mismo al ver a su hija llegar con un ramo enorme de tulipanes amarillos, acompañada de su modelo favorito), en la noche, cuando la morena estaba ya casi dormida, recibió una llamada telefónica.

— ¿Mm? —ni siquiera había abierto los ojos. Estaba de costado y simplemente puso el aparato en altavoz.

¿Estabas dormida?

—No...

Tienes voz de dormida.

Shibata se removió a la par de la risita que se escuchaba salir del otro lado de la línea. Era extraño que Kise la llamara a esas horas. A decir verdad, todo lo que hacía Kise era extraño, pero, ¿a quién le importaba?

—Estaba casi dormida. Es diferente —refutó mientras reprimía un bostezo.

No te culpo, ya es algo tarde.

—La verdad es que sí —frunció un poco el ceño entre su somnolencia—, lo que me lleva a preguntar: ¿qué haces llamando a estas horas?

Al otro lado se escuchó un poco de movimiento, y luego un gemido ahogado, como si Ryota estuviera estirándose lo más que pudiera y poniéndose cómodo.

Recién salgo de una sesión de fotos que surgió de imprevisto —explicó, seguido de un bostezo que le contagió a ella—, y quería escuchar tu voz.

Era bastante raro estar hablando así: de una forma tan serena. Sin gritos, ni exclamaciones, ni explosiones de energía; simplemente paz y tranquilidad. Casi podía escuchar el sublime sonido del silencio de fondo, y arrullándola, como una canción de cuna, estaba la voz de Kise.

— ¿No la escuchaste lo suficiente hoy?

Nunca es suficiente, Kaicchi.

—... Deberías dormir.

Es anti moralista que la persona que se está quedando dormida mientras hablamos me diga eso —una risita se escuchó, acompañada de la risita de ella.

—De haber sabido que llamarías no me hubiera dejado vencer por el sueño.

Hubo un segundo de silencio, ella ni siquiera se había dado cuenta de lo que había dicho ya que para ese entonces estaba más dormida que despierta. Y en ese momento que tardó el muchacho en responder, ella cayó en los brazos de Morfeo.

¿Kaicchi? —llamó, pero al no recibir respuesta, simplemente esbozó una sonrisa, cerró los ojos y susurró:— Buenas noches... te quiero.

Minutos después de colgar, se durmió.

end of the chapter


A los tulipanes amarillos se le conoce como el símbolo de la amistad, aunque tambien del amor sin esperanza. Hay muchos otros significados como la alegría, representando a las personas muy alegres, también para describir a las personas con sonrisas brillantes y radiantes; y la felicidad. Aparte de estos significados, el rechazo en el amor también es denotado con estas flores.

Sin embargo a Kai le parece hilarante porque, uno de sus significados es, literalmente, "te voy a cuidar". De igual forma por eso mismo le regala un tulipán de vuelta a Kise.

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