十九

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十九
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A pesar de su reticencia, Kise acabó insistiendo tanto que Kai, más por molestia de que no la dejaba en paz porque quería que entrara a la habitación que por otra cosa, al final aceptó.

La estancia era amplia, aunque no enorme. Estaba decorada en colores blancos y negros, algo minimalista sin perder los lujos; los muebles estaban hechos de madera oscura (al igual que el piso y los muebles en el resto de la casa) y contaba a penas con un escritorio, mesas de noche a los lados de la cama (que era individual, contrario a lo que ella llegó a pensar que sería) una mesa donde estaban... un montón de productos de cuidado personal, y el clóset, que estaba cerrado. Sorprendentemente, todo estaba en un perfecto orden, y la habitación entera olía a perfume masculino, el perfume de Kise.

Fijándose un poco mejor, notó que por encima del escritorio había una ventana, y en la pared paralela había algo así como un mural. Toda ella estaba llena de fotografías, asumió que eran de las sesiones de Ryota. Se quedó ahí donde estaba, viendo fijamente las fotos sin prestarle atención a mucho más.

- ¿Te gustan? -cuestionó el rubio, acercándose por la espalda-. Siempre pido una o dos de cada sesión, esas que sé que jamás publicarán en la revista -se alejó, solo para regresar con algunas fotografías en sus manos que le mostró a Kai, aunque ella no se dio cuenta de la foto que él mantuvo escondida tras las demás-, esto fue en Akita.

Se podía ver a Kise con la persona morada de la imagen en su celular, el rubio salía riendo mientras el contrario se encontraba comiendo una bolsa de papas fritas, y entre ambos, con una sonrisa algo tímida pero encantadora, una persona realmente pequeña, mirando de reojo a Ryota ya que éste estaba despeinándola con una mano.

Sonrió al terminar de detallarla, alzando la mirada para ver de reojillo las demás, aunque hubo una en particular que le llamó la atención, y es que, ¿a quién no le llamaría la atencion un río de cabello entre blanco y grisáceo? La chica de ojos azules estaba justo a un lado de Ryota, ambos sonriendo ampliamente y haciendo el signo de paz con ambas manos. Kai se acercó hasta poderla detallar mejor, sorprendiéndose cuando se dio cuenta de quién era.

- ¿Esa no es la hija de Caim Natalias? -señaló la foto mientras hablaba, recibiendo como respuesta un asentimiento de Kise.

-Nos conocimos en un evento de caridad. Vive en España, pero curiosamente estaban de visita aquí -acto seguido, le quitó el gorro de lana que tenía y se alejó, cosa que hizo que Kai se distrajera y fuera detrás de él a por el accesorio. Lo siguiente que sintió fue el sombrero de fedora negro que le ponía el rubio en la cabeza-. Este te queda mejor -sonrió de lado-. No me gusta que una pared tenga más atención de Kaicchi que yo.

Shibata puso los ojos en blanco y bufó, reacia a sonrojarse más de lo que ya estaba, pero de todas formas sus mejillas tomaron una leve coloración rosada.

-Bien, ya tienes mi atención, ¿me devuelves mi gorro?

Aunque se lo dijo mientras se quitaba el fedora, Kise solo la observó por un momento, luego desvió la mirada al gorro de lana, y volvió a mirarla a ella. La morena ya sabía lo que eso significaba: no se lo iba a devolver. Pero no contó con que él se acercara y tomara el fedora para volver a ponérselo sobre la cabeza.

-Mejor hagamos intercambio.

-Kise, ni siquiera vas a poder usar el mío. Te queda pequeño -gruñó.

- Pero es de Kaicchi, con eso me basta -rió cuando la escuchó resoplar ante su respuesta. Acto seguido, se alejó para buscar algo que estaba en algún rincón invisible de la habitación, mientras ella se quedaba detallando el sombrero de forma distraída.

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