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five minutes

Lo sabía. Sabía que si seguía, algo así iba a pasar.

Kai se abrazó a sí misma, la sorpresa que primeramente había dejado entrever en su rostro desapareció para dar paso a una mueca entre molesta y resignada. Ya ni siquiera escuchaba lo que gritaba Kasamatsu ni los reproches de Kise, todo a su alrededor desapareció cuando se encerró en su burbuja. Tal vez no gritó ni dijo nada simplemente porque estaba demasiado consciente de que pasaría, y hasta en cierta forma, agradecía que fuera solamente eso y no algo peor.

El hecho de que estuviera completamente mojada de pies a cabeza, goteando por todos lados, no era más que culpa suya. El hecho de que las fans de Kise le hubieran lanzado una cubeta de agua helada entrando al gimnasio, no era más que culpa suya. Así que no tenía caso que el capitán del equipo estuviera gritándoles a ellas que tuvieran un poco más de respeto o lo que fuera, ni que Kise les reprochara su comportamiento, todo aquello era simplemente culpa suya.

—Kasamatsu-senpai, Kise-kun —les interrumpió en su retahíla de regaños. Las fans la miraron aún más molestas, si eso era posible—. Déjenlo, ya está bien. De todos modos esto ya no tiene arreglo.

— ¡Pero Shibata-san—

—Déjalo, Kise —cortó Kasamatsu—. ¿Seguro que estás bien, Shibata?

—Sí, no es nada más que agua fría.

El mayor de los tres asintió, siguiendo a la chica dentro del gimnasio. Moriyama le tendió una toalla, que ella usó para secarse un poco el rostro y el cabello. El uniforme había quedado completamente empapado, y Kai comenzó a sentirse sumamente incómoda cuando la ropa se le pegó al cuerpo de manera extraña. Terminó sentada en la esquina más alejada del gimnasio, tratando de cubrirse lo más que podía con las manos y el bolso; escuchando la voz sobresaliente y enojada del entrenador:

— ¿Qué pasa con esas chicas? —vociferaba, y la morena tan sólo atinaba a encogerse cada vez más en su lugar—. El director se enterará de esto.

— ¿Takeuchi-sensei? —dijo Kai a mediana voz, cuando el hombre comenzó a encaminarse hacia la salida. De verdad no quería quedarse así, en ese lugar, sin el entrenador. Y salir tampoco era una buena idea, francamente.

—Vuelvo en seguida, no pienso dejar que estés en esa situación en un gimnasio lleno de testosterona —refunfuñó, retirándose del lugar—. ¡No detengan el entrenamiento!

Inmediatamente Kise se sentó frente a ella, pero dándole la espalda, como si estuviera buscando protegerla de las miradas indeseadas que ya empezaban a recaer sobre la muchacha. La práctica continuó sin interrupciones y era la primera vez que Kai veía que Kasamatsu no le gritara al rubio por dejar de entrenar.

—Lo siento mucho —se escuchó de repente la voz del jugador.

La menor dio un sobresalto al escuchar esa oración. Realmente no era culpa de él, no era culpa de nadie más que suya: la persona que decidió seguir cerca de Kise Ryota aunque estuviera consciente de las consecuencias de sus acciones. La persona que no se alejó a tiempo.

—No hay nada que perdonar —respondió en un suspiro—. Que tus fans estén todas muy chifladas no es culpa tuya —los hombros de Kise temblaron un poco debido a que se aguantó la risa.

—Déjame compensártelo.

—No es necesario.

—Sí lo es.

La chica dejó salir un suspiro nuevamente, a sabiendas de que aquella era una batalla perdida: podrían estar horas discutiendo y Kise se saldría con la suya de todos modos aún en contra de su voluntad. Al final simplemente se quedó callada, estaba lo suficientemente fastidiada como para, de paso, iniciar una discusión innecesaria. Pero no se esperaba la sonrisa que le dedicó el rubio cuando volteó un poco para mirarla de reojo.

[ 1 ] KnB ▶ yellow serendipity [PremiosKnB2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora