三十二

590 71 12
                                    

三十二
seirin — too 

Los prodigios no son comunes.
¿Sabes del golfista Tiger Woods? ¿O qué tal de Shaquille O’Neil?
Tiger ganó cientos de juegos por golpear la pelota muy lejos, así que extendieron los campos y añadieron regulaciones para mantenerlo adentro. Shaq, también. Él era tan fuerte, que el juego rudo se incrementó drásticamente para detenerlo con faltas, es por eso que hicieron la zona restrictiva, para que la ofensiva no se llenara de faltas.
En el mundo de los deportes, cuando un jugador es demasiado fuerte, a veces se cambian las reglas. No son comunes, pero existen. Son injustamente fuertes, como monstruos

El ambiente estaba extrañamente expectante ese día. Incluso para Kai que, por la mañana, se encontraba recorriendo los pasillos del centro de rehabilitación. El juego sería al atardecer, por lo que todavía le quedaba mucho tiempo antes de tener que irse; y la principal razón de su presencia en el centro, era la llamada que Teppei le hubo hecho la noche anterior.

— ¡Llegaste! —Kiyoshi la recibió de pie, caminando de un lado para otro en la habitación. Ella frunció el ceño al verlo en esas condiciones, y más cuando el mayor se acercó para tomarla por los hombros—. No puedo más, Shibata, estoy muriendo de los nervios.

Kai se escurrió no tan disimuladamente de su agarre, observándolo aún extrañada. La habitación estaba limpia y ordenada, cosa rara, incluso faltaban cosas de Teppei que antes estaban ahí.

— ¿Todo en orden?

— ¡Por supuesto que no! —el castaño resopló, pasando una mano por su cabello—. Hoy me harán el último examen para darme de alta.

Uno, dos, tres segundos de silencio le tomó analizar aquella oración, y al cuarto, lo primero que atinó a hacer fue dar un sobresalto de felicidad.

— ¿¡De verdad!?

— ¡Sí!

— ¡Eso es maravilloso!

— ¡Lo sé!

Ambos se abrazaron casi sin darse cuenta y empezaron a saltar por toda la habitación, como dos tontos; y es que, ¿cómo no estar así de felices? Teppei llevaba mucho tiempo internado, Kai comprendía perfectamente su impaciencia por salir, ver a sus compañeros de nuevo y sobre todo, volver a jugar con ellos. Estaba más que feliz por su amigo.

—Espera, espera, ¿tienes algo que hacer hoy? Me gustaría que estuvieras presente en el examen —inquirió Kiyoshi mientras dejaban de celebrar, ganándose una mirada pensativa de la contraria.

—Si no es demasiado tarde, podría quedarme.

• • • ● • • •

Kai apretaba los dientes, corriendo lo más rápido que podía (que no era mucho, de todos modos). El examen de Teppei se alargó unos minutos, por lo que ella llegó a darse cuenta de la hora que era apenas cuando su celular comenzó a sonar debido a la llamada de Kise.

Llegó a las afueras del estadio casi con un ataque de asma y sintiendo que de un segundo a otro se desmayaría. El rubio la esperaba, impaciente, con un gesto preocupado en sus facciones.

— ¡Kaicchi! ¡Estaba muy preocupado! ¿¡Dónde estabas!? —se acercó para ayudarla, colocándole una mano en la espalda. Shibata estaba inclinada, apoyando las manos sobre las rodillas y respirando agitadamente.

—Lo… siento —murmuró entre jadeos—, perdóname. Estuve… todo el día… en el centro.

Ryota sonrió imperceptiblemente, aunque una mueca casi decepcionada estaba en su rostro.

[ 1 ] KnB ▶ yellow serendipity [PremiosKnB2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora