972 119 17
                                    


bad habbit

Kai no se esperaba en absoluto que alguno de los muchachos del club de básquet siguiera en la escuela para cuando ella terminara sus propias actividades en los clubes, y sin embargo ahí estaba: Kise Ryota saludándola alegremente desde la entrada de la preparatoria, con esa sonrisa tan deslumbrante que casi la cegaba.

No entendía, no entendía por qué estaba ahí, por qué la buscaba, por qué la miraba tanto pensando que ella no lo notaba. No lo entendía.

— ¿Kise-kun? —la confusión en su rostro era evidente. Por un momento pensó que estaría saludando a alguien más que no fuera ella pero fue él mismo quien se le acercó.

— ¡Shibata-san, hola!

—Hola... de nuevo. ¿Qué haces aquí todavía? —Kise hizo un puchero al ver su ceño fruncido.

—Shibata-san, ¡eres mala! ¿No te alegras de verme?

—No es eso —alzó una ceja—. Pensé que te habías ido a casa. De todas formas, no deberías estar aquí, tienes que descansar, tu pie...

—Es precisamente por eso que te esperé hasta ahora —la interrumpió, rascándose la nuca con una tonta sonrisa—. Olvidé el nombre del medicamento que me diste para el dolor.

Mentira.

Era una mentira tan descarada que Kise se sorprendía de que ella no hubiera dudado. Simplemente quería mirarla más tiempo, hablar más con ella, porque le había gustado mucho la conversación que tuvieron más temprano. Kai alzó ambas cejas de forma escéptica, y el rubio rezó a todos los dioses para que no lo descubriera.

—Acetaminofén. Hay muchas pastillas que tienen ese componente, la mayoría puede servirte.

Kai comenzó a caminar fuera de la escuela, guardando el libro que traía entre manos en su bolso. Kise la siguió unos pasos más atrás, con un aura tan alegre que parecía brillar como una estrellita.

— ¿Puedo acompañarte a casa?

La muchacha se detuvo en seco, causando que él se chocara contra su espalda, por lo que ella perdió el equilibrio y casi se va de boca contra el suelo. De no ser por Ryota que reaccionó a tiempo para pasarle un brazo por la cintura y ponerla de nuevo estable en el suelo, Kai habría acabado con un par de rodillas raspadas.

— ¿Estás bien? —Shibata asintió vagamente, retirando el brazo que rodeaba su cintura y alejándose del chico rápidamente.

—L-lo siento.

—No pasa nada, ¿seguro que estás bien?

—Sí —dio un muy profundo suspiro, cerrando los ojos por un segundo. Al abrirlos, Kise estaba ahí, cómo no, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Te acompañaré, no quiero que te pase nada en el camino. Hoy Shibata-san parece más distraída de lo normal.

—Realmente no es necesario.

—Quiero hacerlo.

Kai se mordió los labios, aguantando las ganas de gritarle ahí mismo, de verdad, ¿cuál era su problema? ¿Por qué la insistencia? Había cientos de chicas desesperadas por algo de su atención en la preparatoria, y él tenía que perseguirla a ella, que de verdad no estaba nada interesada en su persona. Era demasiado irónico, y llegaría a parecerle hasta hilarante si no fuera porque su paciencia estaba empezando a acabarse.

—Me gusta pasar tiempo con Shibata-san.

Y esa era la gota que rebosó el vaso.

— ¿Qué pasa contigo? —gruñó—. Juro que eres la única persona que conozco que quiere pasar tiempo con alguien que vive huyendo de él, teniendo un montón de fans desesperadas detrás de sus pasos.

[ 1 ] KnB ▶ yellow serendipity [PremiosKnB2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora