Capítulo 14

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                                               { Harry }

Un grito me hizo despertar repentinamente de aquel estado de dulce inconsciencia en el que me había sumido. Me incorporé de golpe y di un respingo. Tardé unos instantes en darme cuenta de dónde estaba, y en comprender por qué tenía pelos blancos en la camiseta: Había estado durmiendo sobre un chimpancé de peluche blanco muy grande y peludo. La habitación estaba completamente a oscuras, pero las paredes rosas y los pósters de Taylor Swift se podían ver con claridad. Entonces, lo recordé todo: Estaba en la habitación de la chica misteriosa.

-¡Oh, Dios mío! – Escuché exclamar a una voz dulce.

Me giré, todavía sentado en la cama, y vi a la chica misteriosa mirándome con una expresión de pavor en el rostro, como si el mismísimo diablo se hubiese colado en su cuarto. La otra vez que la había visto, ella estaba inconsciente, por lo que me chocó un poco verla despierta. Al igual que el día del concierto, pensé que era muy guapa. Desprendía un aura de inocencia – con esos mofletes rojos y regordetes, las pecas y los grandes ojos verdes – bastante interesante.

-¡Hola! – Saludé alegremente, y la chica, como respuesta, me tiró un osito de peluche vestido de gondolero veneciano. – Auch. – Dije, quejumbroso, cuando el osito me dio en toda la cara. – Eso ha sido muy descortés por tu parte.

-¡¿QUIÉN DIABLOS ERES Y QUÉ HACES EN MI HABITACIÓN?! – Exclamó la chica, apoyando una mano en la pared como si fuese el único punto de apoyo que la mantenía de pie.

-Soy Harry. – Dije, dando por hecho que ella debía saber quién era. En fin, era obvio que tenía que saberlo. Yo no me lo tenía creído, ni tenía un gran ego, pero seamos sinceros, ¿quién no conocía el nombre de Harry Styles?

-¿Harry? – Repuso, como si no le sonase de nada.

-Styles. – Añadí. Me levanté de la cama y di un paso a ella, a lo que respondió dando un paso hacia atrás. – ¿No sabes quién soy?

-Sí, eres el chico que he encontrado en mi habitación, durmiendo en mi cama, babeando sobre mi almohada y abrazando uno de mis peluches. – Dijo, con sus grandes ojos verdes mirándome con desconfianza y un toque de suspicacia.

-Pero… ¿acaso no sabes QUIÉN soy yo? – Inquirí, moviendo las manos de arriba abajo señalando mi rostro.

-Si te refieres a que si estoy al tanto de que eres Harry Styles, el cantante de One direction, la famosísima boyband, entonces sí, sé quién eres. – Dijo, cruzándose de brazos. – Por lo demás, eres un simple desconocido que se ha colado en mi casa. Esto es allanamiento de morada.

Sonreí y me acerqué un paso a ella. La chica misteriosa dio otro paso atrás, como si fuésemos los polos de un imán, y se chocó con la puerta. Sus verdísimos ojos echaban chispas.

-No si lo hago yo. Yo no me he colado en tu casa con fines impuros o ilegales. – Esbocé una de mis sonrisas más encantadoras. – Además, ¿sabes cuántas chicas matarían por encontrarme a mí, el mismísimo Harry Styles, en su cama? Es la mayor fantasía sexual de millones de chicas de todo el mundo.

La chica misteriosa alzó un brazo para que no me acercase más, pero di unos cuantos pasos más, hasta que mi pecho chocó con su brazo, que temblaba ligeramente.

-Me importa un comino cuántas chicas matarían por encontrarte en su cama. – Dijo, con tono cortante. – ¿Qué haces tú aquí?

-¿”Aquí”, indicando este sitio, o “aquí”, indicando la gran cuestión espiritual de nuestro propósito en este planeta? Si estás preguntando si es todo simplemente una coincidencia cósmica o existe un mayor propósito meta-ético en la vida, entonces bien, ese es el eterno rompecabezas. Me refiero a que el simple reduccionismo ontológico es, a todas luces, un argumento falaz, pero…

A chance to be happy | n. h. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora