A chance to be happy | n. h. |

Capítulo 39

                                   { Julia }

Entré en casa de Niall con la respiración agitada y el rostro surcado en lágrimas. Cerré la puerta detrás de mí y me apoyé en ésta, cerrando los ojos con fuerza, olvidando momentáneamente que no estaba sola en la habitación. Probablemente estaba teniendo una reacción un poco exagerada, o tal vez no. Lo cierto es que poco me importaba. Lo único que tenía seguro era que tenía que expresar mis sentimientos de algún modo, ya fuese actuando de una forma tan dramática, o golpeando algo, o desmayándome. Sentía que si continuaba reteniendo todas esas lágrimas y sollozos, iba a explotar. Apreté los puños con fuerza y me clavé las uñas en las palmas de las manos, dejando que el dolor me despejara la mente y me devolviese a la realidad.

-¿Julia? – Una voz ansiosa me sacó de mi pequeño y angustioso mundo.

Abrí los ojos y me encontré a Niall mirándome con una expresión entre desesperada y escéptica, plantado en el mismo lugar en el que estaba cuando yo había salido de esa forma tan abrupta tras Harry.

Pestañeé varias veces y vi que los cuatro chicos me estaban mirando igual: Sorprendidos, confusos, y un tanto deseosos de que dijese algo. Avergonzada, me sequé las lágrimas de las mejillas y respiré profundamente.

Con paso tembloroso, me acerqué a Niall y le cogí de la mano. Él miró nuestras manos unidas, aún más escéptico que hacía unos instantes, y volvió a alzar la mirada hacia mi lloroso rostro.

-¿Nos disculpáis un momento? – Inquirí, girándome hacia los chicos.

Sin esperar respuesta alguna, comencé a caminar, prácticamente arrastrando a Niall detrás de mí.

Una vez en su habitación, le di la espalda y me tapé la cara con las manos. Oí cómo cerraba la puerta con suavidad y suspiré.

-¿A qué se supone que ha venido eso? – Inquirió Niall. Ahora su tono de voz era de reproche.

Me giré y le miré escéptica, más sorprendida por cómo me había hablado que por lo que había dicho.

-¿Perdón?

-Oh, vamos, sabes perfectamente a lo que me refiero. ¿De qué iba eso de salir corriendo tras Harry como una amante despechada? ¿Se puede saber qué te pasa? – El disgusto y la rabia se unieron al reproche de su voz y sentí como si me clavaran una flecha en el corazón.

-¿Y tú qué? ¿Qué se supone que te pasa a ti? ¿Por qué has intervenido por mí de esa forma, como si yo no estuviese delante? – Contraataqué, usando el mismo tono despótico que el que él había usado.

-Emm… no sé… - Dijo, irónicamente. - ¿Será tal vez porque Harry prácticamente te ha insultado en tu cara?

-¿Y qué? ¡Que me haya dicho algo así no te da derecho a hablarle de esa forma y defenderme como si yo no supiese hacerlo solita! – Exclamé, alzando la voz.

-¡¿Que no me da derecho?! – Sus ojos brillaban, llenos de tensión contenida. – ¡Por supuesto que me da derecho! Primero, porque eres mi novia; y segundo, porque, no nos engañemos, Julia, pero tú no eres capaz de defenderte incluso aunque alguien te llame zorra en la cara.

Mi boca se abrió tanto que me dio la sensación de que mi mandíbula iba a tocar el suelo. Esa flecha que ya estaba de por sí clavaba en mi corazón se hundió más, desgarrándome por dentro. Por unos instantes, no pude hacer más que quedarme parada como una estatua, mirando a Niall sin pestañear, mientras mi mente iba asimilando poco a poco sus palabras. El arrepentimiento cruzó su rostro, e hizo ademán de hablar, pero pareció ser que las palabras no pudieron salir de su boca, al darse cuenta de que nada que dijese podría arreglar lo que había dicho.