Capítulo 68

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                                     { Julia }

¿Alguna vez habéis sentido la frustración de pensar: “Si pudiese volver atrás en el tiempo, esto no habría pasado”? Repetirte a ti mismo una y otra vez: “Tal vez, si hubiese hecho las cosas de otra forma, nada de esto sería tal y como es ahora”. ¿Cuántas veces nos arrepentimos de cosas que hemos hecho o que precisamente no hemos hecho? ¿Cuántas veces hemos pensado: “Tendría que haber dicho esto, no lo otro. Sí, definitivamente tendría que haberlo dicho”? Demasiadas para contarlas, seguro.

Dicen que los errores no deben definirte, que tú no eres tus errores ni tus pasos en falso. Que errar de humanos. Y es cierto. Nadie es perfecto. Nadie escoge siempre el camino correcto y, por supuesto, nadie toma siempre las decisiones correctas. Pero al final, lo que va a quedar de ti son tus errores; es lo que siempre te vas a recordar a ti mismo. Ese “¿y si…?” siempre estará presente en tu cabeza, atormentándote y diciéndote: “Ey, la cagaste”. Hasta que al final te acostumbras a vivir con los fantasmas de todas esas cosas de las que tanto te arrepientes.

Al menos, así es como lo veo yo.

-Julia, tu padre está muy preocupado. – La voz de Daisy estaba cargada de tensión y preocupación. – Ha llamado a Jenna, y cuando le ha dicho que no sabía nada de ti, ha llamado a mi casa. Por suerte mi madre había salido, así que he contestado yo; le he dicho que estás aquí y que volverás mañana a casa. He supuesto que estás con Niall.

Suspiré y me froté los párpados cerrados. La tensión de todo el día seguía pesándome sobre los hombros como si cargase con un saco de piedras. Ni si quiera haber descansado la mente durante un rato me había ayudado. Y más sabiendo lo que se avecinaba...

-Sí, estoy con él. – Respondí, colocándome el pelo sobre un hombro.

-¿Qué ha pasado con tu padre? ¿Ha sido… algo gordo?

Tragué saliva con fuerza, intentando deshacer el amargo nudo que se había formado en mi garganta al recordar la conversación que había tenido con mi padre aquella misma tarde. Solo el recuerdo de sus punzantes palabras conseguía que se me empañasen los ojos y que tuviese ganas de llorar sin parar contra la almohada.

-No, tranquila. Solo… solo ha sido una discusión. Ya te contaré.

Casi podía ver a Daisy mordiéndose el labio para no insistir más en el tema. Estaba claro que la había convencido demasiado, pero sabía perfectamente que ella no me quería agobiar. Pero, por suerte, finalmente, no insistió más en el tema.

-De acuerdo. Llámame si necesitas cualquier cosa, ¿vale? Y no te preocupes, te encubriré.

Solté un suspiro de alivio.

-Gracias, Daisy. – Respondí, con voz cansada.

-Te quiero, Jules.

-Y yo a ti. – Dije, antes de colgar la llamada.

Dejé el móvil sobre la superficie de la isla de la cocina, apoyé los codos en esta y me froté el rostro, cerrando los ojos. Estaba tan cansada… y lo peor era que sabía que aún me quedaba mucho que soportar antes de poder tener un poco de paz. Si es que volvía a tener algo de eso…

-¿Qué tal ha ido?

Al oír su voz, abrí los ojos. Niall se encontraba frente a mí, con una mirada concernida en su rostro.

Suspiré por enésima vez en lo que llevaba de día y me encogí de hombros.

-Me va a cubrir, así que me puedo quedar aquí toda la noche.

A chance to be happy | n. h. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora