{ Julia }
El agua del lago estaba tan fría que sentí como si se me estuviesen clavando miles de cuchillas en la piel, traspasándome la ropa. Qué digo, ¡esa maldita agua estaba como un témpano! No sé ni cómo no me convertí en un cubito de hielo. Y encima, al caer al lago de una forma tan violenta, me di un buen planchazo en la espalda, experimentando una dolorosa sensación de quemazón en la zona en la que me había dado de lleno con el agua.
Juro que mis diecisiete años de vida me pasaron por la cabeza en un segundo mientras caía en aquel profundo y helado lago.
Los pulmones me ardían debido a la falta de aire, y noté que me empezaba a ahogar, por lo que me apresuré en salir a la superficie. Una vez fuera, tosí con fuerza, con la visión borrosa debido a la cantidad de agua que me estaba irritando los ojos y, por tanto, las lentes de contacto. Uf, suerte que sabía nadar. No quería ni imaginarme lo que habría pasado si no hubiese sabido. Habría sido horrible.
Lo primero que pensé cuando volví a respirar con relativa normalidad y la sensación de ahogo se esfumó, fue: “Mi pelo se ha ido a la mierda”, lo que fue un poco narcisista por mi parte, pero no lo pude evitar. Después, me di cuenta de que Niall todavía no había dado señales de vida. << Oh, mierda… ¿dónde está? >> Me puse a buscarlo como una loca, mientras notaba cómo el cansancio empezaba a hacerse patente en mis brazos y piernas, ya que no los paraba de mover en un intento por no hundirme. La angustia me invadió aún más cuando recordé que Daisy me dijo una vez que había uno de los chicos de One direction que no sabía nadar, pero no recordaba quien de los cinco era, por lo que, ¿y si era Niall? Recé para que no fuese así. Intenté gritar, pero tenía la garganta llena de agua que todavía no había podido expulsar, por lo que mi voz sonaba tan débil como un silbato mojado.
Cuando empecé a desesperarme de verdad, noté que algo tiraba de mis piernas, y el corazón me dio un vuelco dentro del pecho. Pero entonces, al instante después, estaba en brazos de Niall, que me miraba con una expresión juguetona y una enorme sonrisa iluminando su rostro.
-¡Niall! ¡Me has dado un susto de muerte! – Exclamé, quejumbrosa, antes de que me sobreviniese un ataque de tos.
Niall rió.
-¿Pensabas que me había ahogado? – Inquirió, con una sonrisa ladeada. Sus brazos me sujetaban fuertemente por las piernas, por lo que estaba subida en él al estilo nupcial.
-¡Pues sí! Creía que te había pasado algo… no te encontraba y me estaba preocupando seriamente.
Niall me miró con ternura e, inesperadamente, empezó a acercar su rostro al mío. Notaba el intenso latido de mi corazón en la garganta y en los oídos, y el estómago me dio un vuelco. Se inclinó sobre mí, más cerca, y entrecerró los ojos, como si me examinara la cara. Una sonrisa le asomó en la comisura de los labios. Estaba aún más cerca, respirábamos el mismo aire… si yo hubiese recordado cómo respirar. Pequeñas gotas cristalinas le caían del pelo empapado, lo que le hacía aún más sexy de lo que ya era de por sí. << ¿Ya estás otra vez con tus pensamientos inapropiados, Julia? Muy mal. >> Me regañó mi conciencia. Los dientes comenzaron a castañearme, tenía mucho frío, pero la calidez del cuerpo de Niall lo compensaba. Sus ojos azules eran del mismo color claro que el agua del lago.
Niall estaba cada vez más cerca, y a cada centímetro que se acercaba a mí, mi corazón latía más y más rápida y desesperadamente. La parte emocional y pasional de mi cerebro no paraba de gritarme: << ¡Va a besarte, va a besarte! >>. Mientras que la parte racional me decía, cautelosa: << Ah, Julia, no seas ingenua. Claro que no te va a besar. Es imposible que le gustes >>. Entre ellas estaban metidas en una disputa, y yo estaba a favor de la segunda.
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A chance to be happy | n. h. |
أدب الهواةJulia miró una vez más a aquel chico rubio y de ojos azules y de nuevo sintió que se derretía. Se sonrojó a más no poder, por lo que agachó la cabeza, ocultando su rubor. Niall se dio cuenta, y también se ruborizó, aunque intentó que su acompañante...