Capítulo 53

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                                              { Niall }

-Me alegro de que me hayas llamado. – La sonrisa que esbozaban sus labios me produjo un escalofrío. Era una de esas sonrisas que alguien esbozaba cuando ha ganado por métodos injustos, o cuando sabe que las cosas van a salir a pedir de boca.

-No estoy aquí porque quisiese. – Rebatí, mirándola con recelo.

Emily estaba extrañamente contenta, y no me fiaba de ella. Aunque, claro, ¿cómo no iba a estar feliz? Probablemente pensaba que me iba a arrastrar y a suplicarle que volviese conmigo.

En cuanto pronuncié aquellas palabras, su sonrisa se desvaneció, y se mostró momentáneamente vulnerable y sorprendida, aunque recuperó con rapidez su fachada de mujer segura de sí misma y confiada.

-¿Ah, no? Y si no estás aquí porque quieres, ¿puedo saber por qué me has llamado y me has pedido que quedemos? – Me lanzó una mirada ligeramente frustrada y se dirigió al camarero para que nos sirviese.

-Yo... – Intenté decir, pero me interrumpió, algo muy común en ella. << Como en los viejos tiempos >>, pensé.

-Mira, Niall. Sabía que esto iba a terminar pasando. – Meneó la cabeza y soltó una risita, como si dijese: “¿Cómo no he podido darme cuenta antes?”.

En ese momento el camarero puso frente a nosotros unos vasos de cristal que contenían un líquido de color parduzco y Emily se llevó el borde a los labios. Cuando dio un sorbo, dejó su marca de pintalabios rojo en el cristal.

-¿Que iba a pasar... el qué? – Inquirí, con el ceño fruncido. Ah, Emily y sus suposiciones sin fundamento. Otra cosa típica en ella.

-Esto. – Dijo, encogiéndose de hombros. Dio otro sorbo a la bebida y la dejó en la barra de madera con un golpe seco. Se cruzó de piernas con gracilidad y se giró en el asiento, para quedar frente a mí. – Que tu estúpida relación con esa adorable pero inocente niña terminase y que volvieses conmigo. – Volvió a menear la cabeza y enarcó una de sus perfiladas y rubias cejas. – No hay que ser un lince para saber por qué actúas con tanto recelo. Está claro que no quieres dejármelo muy fácil, y que por eso haces como si nada de esto te importase.

Me quedé momentáneamente petrificado, intentando analizar sus palabras. Cada una había sonado más ridícula que la anterior.

-¿Qué? – Repuse, escéptico, medio riendo. Al ver cómo me tomaba sus palabras, Emily frunció sus labios con frustración y enarcó una ceja. Podía ver cómo su fachada de dureza se iba rompiendo e iba dejando paso a lo que realmente había en su interior: desesperación. – No estoy aquí por nada de eso, Emily.

Meneé la cabeza y di un sorbo a la bebida alcohólica.

-¿Ah, no? – Dijo, con una mezcla de incredulidad e inquietud.

Estaba claro que las cosas no estaban saliendo como ella tenía pensado, y eso era algo que Emily no soportaba: No tener las riendas de la situación. Admito que era bastante gracioso ver cómo Emily intentaba mostrarse serena, cuando en realidad estaba haciendo acopio de toda la paciencia de su ser para no perder los estribos.

-Claro que no. – Dije, con determinación. – Mis intenciones cuando te pedí que nos viésemos no tienen nada que ver con que mi relación vaya mal o con suplicarte que me des una enésima oportunidad. Nada de eso.

Emily suspiró y se echó el sedoso pelo rubio para atrás, alzando la barbilla de una forma altiva. Entrelazó las manos en su regazo y se estiró, supongo que para parecer más intimidante, o simplemente menos insegura.

A chance to be happy | n. h. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora