A chance to be happy | n. h. |

Capítulo 34

Hi, después de casi dos semanas (siento la tardanza), aquí os dejo el capítulo 34. Os aconsejo que os toméis vuestro tiempo para leerlo, puesto que el capítulo es extremadamente largo. Leed la author note del final del capítulo, pls, es importante. Muchas gracias, espero que os guste el capítulo :) xx

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                                   { Julia }

Podrían haber sido las diez menos cuarto de la noche de un sábado cualquiera, solo que yo estaba arreglándome para ir a una fiesta con Harry. Los dos solos. Me había repetido esa frase mil veces y seguía sonándome a broma. Si alguien me hubiese avisado de esto varios meses atrás, me habría reído de ese alguien en su cara. ¿Ir a una fiesta con un cantante del pop mundialmente famoso? ¡Já! ¡Ni de coña! Oh, espera, en ese momento me encontraba en esa situación. Mientras me alisaba la falda, mirándome en el espejo, mi mente vagaba sobre cómo sería esa fiesta, y si habría alguien famoso a quien yo conociese. Aunque, sinceramente, a menos que Taylor Swift estuviese en esa fiesta, ningún famoso era capaz de sorprenderme. No después de lo que había pasado con… Niall y eso. ¡Maldita sea! Hasta ese momento no me había parado a pensar en lo completamente absurda que había sido mi vida en el último mes. Me había… enrollado (en boca de Daisy esa palabra sonaba hasta musical, pero en mi mente parecía absurda) con un cantante famoso, sentía… algo por él (algo indeterminado), y estaba a punto de irme a una fiesta con uno de sus compañeros de banda. ¡Dios mío!

¿Hola? ¿Quién es? ¡SOY LA REALIDAD, ABRE DE UNA MALDITA VEZ!

En fin, dejando aparte aquellos incongruentes pensamientos, me giré y me miré en el espejo. Había estado todo el día pensando en qué me pondría, pues no tenía nada y ya era demasiado tarde para pedirle algo de ropa a Daisy (aunque, sinceramente, prefería no comentarle nada de esa fiesta). Entonces recordé que justamente mi amiga me había regalado ese año, por mi diecisiete cumpleaños, un conjunto de ropa, que a mí no me había llegado a convencer, pero que en ese momento me pareció perfecto: Una falda color rosa palo que quedaba sujeta por encima de mis caderas y una camisa vaquera cuyo dobladillo quedaba metido por dentro de la falda, acompañado por unas manoletinas del mismo color que la falda. Había decidido recogerme el pelo en un moño con un pasador, un peinado que me había enseñado a hacer Jenna, con muchísima paciencia. 

Me mordí el labio, y en ese momento mi móvil vibró sobre el tocador. Un mensaje de Harry: << Estoy fuera >>.

Me coloqué el cuello de la camisa y, tras un último vistazo en el espejo, cogí mi bolso y la chaqueta y respiré profundamente, notando cómo el sentimiento de culpabilidad crecía en mi interior. Cuando mi padre se había ido a trabajar aquella tarde, se había despedido con un: “Pásatelo genial en casa de Daisy, mañana nos vemos”, y yo me había obligado a hacer como si nada. Si él supiese…

Salí de casa, y vi que el coche de Harry estaba aparcado en frente. Él, vestido más elegante de lo que nunca antes le había vestido, permanecía apoyado en el coche con las manos en los bolsillos.

Cuando alzó la vista hacia mí, esbozó una sonrisa traviesa. Silbó y sentí cómo me sonrojaba violentamente bajo el poco maquillaje que me había puesto.

-Vaya, pero si es la chica más preciosa de todo Londres. – Dijo, y me miró de arriba abajo, haciendo que el corazón se me subiese a la garganta. – Voy a tener que estar atento de que esta noche tus admiradores no te aparten de mí.

-Ese tipo de comentarios son los que me hacen sentir incómoda. – Ah, maldita sinceridad que aparecía cuando le apetecía.

Harry rió y me echó otro vistazo de arriba abajo. Ahora me sentía incluso más incómoda.