Capítulo 56

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{ Julia }

Hacer de sujetavelas no era algo que se suponía que iba a formar parte de mis plabes para aquel fin de semana. Sin embargo, una vez más, había cedido a las súplicas y ruegos de Daisy, y ahí me encontraba: de camino a una comida en la que estaría con ella y con Drew.

De todas formas, no tenía pensado que nada formase parte de mis planes para aquellos dos días; simplemente dormir y estudiar lo máximo posible. Llevaba un par de semanas sin ganas de nada, con un agotamiento infinito y hastío corroyendo cada parte de mi ser. A todas horas las extremidades me pesaban como si estuviesen hechas de una aleación de cero, sentía como si la cabeza me pesase el doble y era capaz de quedarme dormida por las esquinas. La alergia me estaba pasando favtura – un regalo de parte de la primavera – y, además, tenía ataques de asma cada dos por tres.

En definitiva, estaba hecha un cristo.

-No puede ser sano que estés todo el día encerrada en casa estudiando. – Dijo Daisy, aferrándose a la barra de metal con sus delicadas manos.

Alcé la vista del libro para observar a mi amiga, que se balanceaba levemente por el movimiento del vagón del metro mientras avanzaba.

Suspiré y comencé a dar golpecitos al libro con el bolígrafo.

-Los exámenes se acercan, tengo que ir preparándolos lo antes posible. – Repuse, colocándome un mechón de pelo tras la oreja.

Unas risas estridentes inundaron el vagón, y tanto Daisy como yo alzamos la vista y miramos al frente; unos turistas españoles se reían mientras intentaban decir los nombres de las paradas de metro, exagerando un acento que ni de cerca se parecía al que teníamos los ingleses.

-Pero no paras de repasar, seguro que ya te lo sabes todo perfectamente. – Comentó Daisy, con un tono tensó, mirando con exagerada atención mi libro.

Volví a alzar la mirada a los turistas y vi que dos de ellos, unos chicos que debían tener unos veinte años, estaban mirando fijamente a Daisy, de esa form a que te hacía saber que estaban a punto de inundar el suelo con sus babas.

-¿Estás intentando mantener una conversación cliché para ver si te dejan de mirar esos españoles? – Inquirí, con una sonrisa ladeada. Sabía que no era justo de mi parte, pero no podía evitar encontrar divertida aquella situación. Normalmente Daisy sabía cómo ignorar las miraditas que le echaban los chicos, pero aquella vez parecía realmente en un apuro. Probablemente era porque esta vez eran dos chicos, y sus acompañantes – dos chicas, probablemente de la misma edad – la estaban fulminando con la mirada, probablemente envidiosas de que sus amigos le estuviesen haciendo más caso a Daisy que a ellas.

Mi amiga gimió con cierta desesperación y cerró los ojos, aún apoyada en la barra de metal.

-Es exasperante. Míralos, con tanto salivar van a perder sales minerales. – Murmuró, enfurruñada.

Reí entre dientes y meneé la cabeza.

-Bueno, no está mal que te presten tanta atención, ¿no?

Una voz en off comenzó a hablar, indicando la siguiente parada, que era la nuestra.

-Yo solo quiero que una persona me preste atención. – Volvió a murmurar, esta vez tan bajo que tuve que inclinarme hacia ella para escucharla bien. Fe como si quiesese que oyese lo que acababa de decir.

-Bueno, Drew solo tiene ojos para ti, ya lo sabes. – Dije, con voz amable, al recordar que, por lo visto, su relación no estaba pasando por su mejor momento.

En ese momento el vagón se paró, y por la ventanilla de cristal vi que ya habíamos llegado.

-No es a él a quien me refería. – Volvió a decir, entre dientes, antes de levantarse del asiento y apresurarse en salir a la estación.

A chance to be happy | n. h. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora