24. Día de Acción de Gracias

2.7K 150 26
                                    

Me miraba en el espejo de diferentes ángulos, detallando cada parte de mí, de lo que era. Acababa de terminar con mis últimos detalles de mi atuendo para esa noche y ahora disfrutaba modelando frente al espejo. Había escogido un vestido negro de tirantes con un escote en forma de corazón; se ceñía a mi figura hasta la cintura y desde ahí hasta dos dedos arriba de la mitad de mi muslo caía suelto. Al moverme de un lado a otro, el vestido se balanceaba conmigo. En mis pies tenía unas zapatillas color negro, con un tacón muy alto. Adorné mi cuello con un collar de perlas de mi madre y me puse unos guantes negros que me cubrían los antebrazos. Me había agarrado el pelo en un bonito moño, pero había dejado unos mechones de mi cabello sueltos, dándole a mi aspecto un toque más natural. Estaba maquillada de una forma muy sencilla, pero mis labios los había pintado de un color rojo intenso.

Después de revisar a detalle mi atuendo, me dediqué a mirarme con más atención. No sabía porque pero yo notaba que me veía diferente. Físicamente era la misma chica de cabello castaño, de ojos almendrados color miel y de piel trigueña. Pero había algo más, algo que no era físico...

Había una nueva chispa en mí, una que no reconocía. Había visto esa misma chispa en mi padre tantas veces, y en mi madre... Era como si mirara a alguien a quien le tengo mucha admiración. Yo no podía ser esa en el espejo, yo me seguía sintiendo pequeña en un mundo de grandes. Entonces comprendí que yo debía de ser digna de admiración, una admiración de mi misma, porque había pasado por muchas cosas y aún estaba de pie. Eso demostraba mi fuerza y mi determinación, y estaba orgullosa.

Le sonreí a mi reflejo y suspiré, ladeando mi cabeza y admirándome a mí misma una vez más.

Unos golpes en la puerta hicieron que me sobresaltara un poco. Aun así grité:

—¡Pase! — grité sin apartar la vista del espejo.

Liv entró en la habitación y al verme me chifló. Me reí.

—Te ves hermosa —dijo mi prima acercándose al espejo.

—Gracias —murmuré y me volteé a verla, para regresarle el cumplido.

Liv llevaba un vestido ceñido a su cuerpo, de mangas tres cuartos y escote redondo. Llegaba hasta la mitad de su muslo, aunque parecía más corto. La tela del vestido era de un tono metálico gris verdoso. En sus pies calzaba unas zapatillas grises.

—Y tú, guau, estás muy hermosa –le dije mientras la miraba de arriba abajo.

—¿Te gusta? —ella se dio la vuelta y yo asentí —. Gracias.

—¿Ya está todo listo allá abajo? —pregunté dándole la espalda al espejo.

—No lo sé, pero ya se puede escuchar la música y el murmullo de varias personas —comentó Liv.

—Bien —me limité a contestar.

—¿Vendrá tu hombre? —dijo en un tono pícaro y juguetón.

—No —contesté enseguida —. Y créeme que me gustaría que estuviera aquí pero ya sabe que no lo quiero involucrar en todo esto. No quiero dramas.

—Bueno sí... pero algún día tendrás que involucrarlo, ¿no? Y decirle la verdad sobre tu familia y... sobre ti.

Me encogí de hombros.

—La verdad es que no lo sé y no quiero pensar en eso, lo único que lograría sería preocuparme —suspiré y me senté a su lado —. Así que lo mejor que podemos hacer es disfrutar de lo que estamos viviendo hoy.

—Tienes razón —dijo Liv con una sonrisa —. Me gusta como piensas.

Me reí y le guiñé un ojo.

Peligrosa { #1 Saga Peligrosas }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora