37. Castigo

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No tuve problemas para entrar en el departamento de Hayden, no quise ser delicada por lo que destruí la chapa de la puerta para poder entrar. Por alguna razón quería que él se diera cuenta que estuve ahí para desenmascararlo. Sentía tanto repudio a su persona que ya no me importaba el concepto que él tuviera de mí.

El lugar no estaba impecable, había platos sucios en el fregadero, ropa colgada en la mesa del comedor, manchas en el suelo y una capa de polvo gruesa sobre su decoración. Había mucho silencio y sentía que Hayden podía aparecer en cualquier momento. Me pasé las manos por la cabeza y comencé a esculcar entre sus cosas, entre sus cajones y alacenas. Debía de haber una prueba.

Me acerqué al teléfono fijo dónde la contestadora marcaba un mensaje nuevo sin leer. No lo pensé demasiado por lo que me dispuse a escucharlo.

—Hayden, necesito hablar contigo urgentemente. Te necesito — sólo eso decía la voz en la contestadora, esa voz masculina me resultaba extrañamente familiar pero no podía asegurar nada. Eso no era una prueba.

Lo sillones del estudio también se encontraban con desorden, había ropa sin doblar en una esquina, en la mesa del centro había cigarrillos consumidos sobre el cenicero y también colillas. Parecía que Hayden había tenido mucha prisa por salir... o tal vez tenía mucho tiempo que no había acudido ahí.

Después de revisar el estante de la televisión y no encontrar nada útil me dirigí a la habitación. Empuñaba mi arma con fuerza pues no quería nada de sorpresas, entré con cuidado pero no había nadie ahí. La laptop de Hayden descansaba en su cama, la cual si estaba hecha, pero sólo eso estaba fuera de lugar. Abrí el armario, pero nada me sirvió de ese lugar, también fui al baño y sólo había lo necesario para ese lugar del departamento. Lo único que quedaba era la laptop y nada más.

No sé por qué pero mi instinto me hizo agacharme a observar bajo la cama, había más polvo, zapatos y ropa que parecía haber estado ahí por mucho tiempo y entonces observé algo que llamó mi atención. Había una pequeña caja de madera cerrada con un candado, la tomé, le quité el polvo de encima y me senté en la cama para abrirla. El candado no servía lo suficiente porque sólo lo halé y éste se abrió de inmediato. Me temblaban un poco las manos cuando pude abrir la caja. Encima de un mundo de papeles se encontraba una fotografía, de dos pequeños niños y una niña. Me imaginé que eran Hayden y sus hermanos, tal vez la hermana de la que me había contado. En la parte de atrás había una inscripción que decía: Julie, Hayden y Norbert. Verano de 1993. No vi demasiado la foto así que la aparté, no quería sentir lástima ni pena por él, ni si quiera pensar si había una causa para su comportamiento tan horrible.

Adentro de la caja había papeles, recortes de periódicos, noticias de internet, mapas que no tenían ningún sentido pero cuando lo observé todo con más detenimiento me di cuenta que eran parte de una investigación. Eran recortes de noticias relacionadas con la mafia y el crimen organizado, el mapa marcaba los puntos donde habían sucedido las noticias. También había información de burdeles y clubs nocturnos conocidos por manejar la prostitución.

Parecía que Hayden había estado buscando a su hermana, queriendo encontrarla y salvarla. Tal vez no mintió, pero ¿por qué se había metido con nosotros? ¿por qué deseaba dañarnos? En mi mente pude imaginarme una situación: McCain tenía a su hermana y le había prometido salvarla si hacía este sucio trabajo para él. Eso lo hacía menos culpable, porque quería salvar a alguien del mal. Y si eso hubiera sido verdad pudo haberme pedido ayuda, pensé. Luego respingué cuando recordé nuestra conversación en la azotea de ese mismo edificio, cuando me pidió que nos fuéramos. ¿Me había pedido ayuda de una forma implícita? Me sentí confundida, tal vez necesitaba hablar con sinceridad con Hayden, tal vez él quería que lo escuchara. Una luz de esperanza se abrió en mi pecho, no quería que mi amigo de tantos años, mi cómplice y compañero fuera un maldito traidor sólo porque sí, si existía un motivo podíamos arreglar las cosas.

Peligrosa { #1 Saga Peligrosas }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora