Peligrosa { #1 Saga Peligrosas }

22. El primero de la lista

Habían pasado varios días después del funeral de Kyle y el ambiente en la escuela seguía estando un poco abatido, como si algo importante faltara. Sabía que toda la situación iba a tardar en pasar a ser solo un recuerdo pero no podíamos obviar el hecho de que a todos nos había afectado. Kyle había sido parte de nosotros, independientemente de que hayamos sido sus amigos o no, era un joven de nuestra generación y que pertenecía a nuestro ambiente. Saber lo que le había ocurrido hacía que todos se sintieran un tanto vulnerables. Incluso yo.

Por otro lado, las cosas con Peter iban bastante bien. Aun no habíamos hecho pública nuestra relación pero ya se empezaba a rumorear un poco. Era de esperarse por lo ocurrido con el amigo de Kyle y la forma en que me había defendido, también por su aparición en el funeral en representación mía. Sin embargo, nosotros no teníamos que demostrarle nada a nadie, por lo menos por mi parte no tenía la necesidad de que todos se enteraran que era mi novio. No me daba igual, claro por la situación de mi padre y sus investigadores, pero en otras circunstancias eso habría sido lo de menos. Por parte de Peter, pensaba lo mismo, no necesitaba decirle a todos sobre nosotros ya que él me había dicho: "Me importa más que tú sepas que te quiero que todos esos entrometidos" a lo que yo había contestado con un lindo beso en sus labios. Por lo tanto, no íbamos a negar ni confirmar nada si las preguntas comenzaban a surgir.

Todo estaba tranquilo, y esa tranquilidad me molestaba un poco. Estaba tan acostumbrada a lo emocionante fuertes y los riesgos, que se me hacía extraño no hacer nada. Mi padre no nos había llamado para nada, por lo menos no a mí, ni a Liv, ni a Jo. Yo creía que la razón era porque aún no le resolvía nada con cierta investigación secreta.

Ese día vería a George, quien me daría la lista para empezar con mis investigaciones. Iba a ser raro vigilar a mi propia familia pero, según Bruno, era necesario.

Bajé las escaleras hasta la sala del sótano y lo primero que hice fue buscar a George con la mirada. Él se encontraba en una de las mesas viendo un punto fijo. Me acomodé el saco del uniforme, toqué por fuera mi bolsa palpando el bulto del sobre con dinero y luego me encaminé hacia él.

Cuando me acerqué me miró con una gran sonrisa, yo se la devolví y me senté a su lado.

—¿La tienes?

—Hola George. ¿Cómo has estado? Bien, muy bien —dijo con sarcasmo.

—George, no seas payaso, necesito la información ahora —le advertí poniéndome seria.

—Está bien, ahora ya no puede uno divertirse un poco —puso los ojos en blanco y entonces sacó de su bolsillo de su saco un papel blanco —. Ahí están, he listado los nombres de las personas con comportamientos extraños durante los últimos días —tomé el papel pero antes de poder desdoblarlo George puso un dedo en el —. Primero el dinero.

Suspiré, pero tenía razón, yo hubiera hecho lo mismo.

—Espero que... — dije buscando el sobre en mi bolso —lo hayas hecho bien.

—Confía en mí, tu padre lo hace—me guiñó un ojo.

Saqué el sobre y se lo entregué.

—Si no está completo Angela...

—Confía en mí, mi padre lo hace —repetí sus palabras y él sonrió.

—Fue un placer hacer negocios contigo —me extendió la mano y yo la tomé sin vacilar.

—Gracias —murmuré.

Entonces, después de esconderse el sobre dentro de su saco, se levantó y fue a sentarse a otra mesa.

El papel ya estaba en mis manos, ahora tenía que averiguar quiénes eran los primeros sospechosos. Se me aceleró el pulso, no quería toparme con alguien que de verdad confiaba puesto que dolería saber que después de entregarle nuestra confianza esa persona sólo lo utilizara para fines detestables. Sin más rodeaos desdoblé el papel. Había un listado de diez nombres, me sorprendí al ver tan pocos, creí que serían más. Leí el primero de la lista. Fruncí el ceño, confundida. Frederick Zimmer.