Preocupación

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Camino derecha, como si la persona que me estuviera esperando en el auto, no fuera más que un chofer. No veía hacia el frente, mi vista estaba en mi ropa un poco húmeda y en el pequeño bulto que sobre salía debajo del vestido, por culpa del nudo en mi ropa interior.

Me preguntaba a mi misma ¿Por qué carajo tengo que pasar por esto? Después de una cita realmente perfecta, me toca lidiar con el peor tropiezo de mi vida.

Respiré profundo al llegar a pocos centímetros de la puerta trasera, tomé la manecilla y jale con suavidad, hasta que la puerta abrió.

-¿Que haces? -Preguntó extrañado Mark al verme subir atrás.

-Me siento. ¿No es obvio? -Contesté con tono odioso.

Un silencio inundó el auto, así que miré al retrovisor, encontrándome con la mirada de Mark fija en mi dirección. Debo admitir que me sentí nerviosa, ya que no era nada amigable.

Esa fue tu pregunta, yo solo respondí...

Escuché como tomó aire y lo exhaló con fuerza -Ven adelante.

Su tono era más fuerte que antes, lo más probable por mi contestación odiosa.

-No. Aquí estoy bien -Sonreí hacia el espejo retrovisor causándole más enojo.

-Bien. De todas maneras, irás conmigo todo el viaje.

-Lástima -Repliqué en vos baja, pero no tanto como para que él no lo escuchara.

Duró unos segundos mirándome, hasta que decidió quitar su vista de mí y colocarla en el camino para irnos, dándome un respiro, podía relajarme un poco. No me parecía prudente sentarme a su lado o ser amigable hasta que esa tensión entre ambos desapareciera. Me sentí orgullosa de mi decisión, estaba controlando mis impulsos imprudentes, tomando un decisión racional.

Di un suspiro al felicitarme a mi misma y puse atención en el viaje, hundiéndome en mis pensamientos de auto control.

"Vas muy bien Simone, esta vez lo vamos a superar" Decía mi subconsciente con esperanza.

-Simone, recuerda que no se dónde vives -Escuché hablar a Mark ahora un poco más tranquilo, mientras encendía el radio.

-Oh, si. Claro, lo siento.

La música de los 80's llenó cada rincón del vehículo, podía asegurar que su intención era apaciguar la situación.

-En esta calle, doblas a la izquierda. Luego solo tienes que seguir la carretera. Ella te sacará directo a mi casa -Indiqué con tranquilidad.

-Bien.

-Bien -Dije con tono ligeramente incómodo.

Al doblar en la calle que indiqué, empezó a dejar miradas por el espejo, algo intensas, como si intentara saber que pienso.

-Antes de recibir la llamada del trabajo, tuve otra -Habló Mark, confundiendome un poco.

-Pues, me alegro que seas tan solicitado -Agregué de inmediato, al escuchar su comentario.

Soltó una ligera carcajada al escucharme y continuó -Dylan tiene esa facilidad de mentir muy bien. Le hubiera creído sí yo no fuera igual -Miró el retrovisor rápidamente y regresó su atención al camino -El Sr. Fernández me llamó, informando que Dylan junto con una señorita, entraron a su patio, jugaron con su pista de Go Kart y se divirtieron más de la cuenta en su piscina. Así que soltó a su perro para darles un pequeño susto. Y dice que lo logró.

Romances color vino (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora