Al llegar a la pequeña pizzería prácticamente vacía, una señora de tes morena se acercó a pedir nuestra orden, luego hizo amistad con Dylan y terminaron hablando de los diferentes tipos de comida que habían probado. Me sentía algo perdida, no sabía si unirme al momento gracioso o morir lentamente por tener que soportar y quemarme por dentro.
Luego de ordernar, yo comer solo un pedazo de pizza, y Dylan devorarse los 8 pedazos, pedir papas y un batido de mora, al fin nos retiramos del lugar y fuimos al auto.
-¿Adónde quieres ir? -Preguntó Dylan luego de suspirar por lo lleno que estaba -¿Quieres comer otra cosa? Por que no comiste nada Labial Sexy. A menos que comas poco, si es así, mi prima de 5 años come más que tú -Agregó dejando salir una risa burlona y bastante graciosa.
-No tenía hambre, idiota -Dije en voz baja, intentando sonar totalmente normal.
-Bien, tu te lo pierdes -Dijo bromeando, mientras encendía el auto para darnos paso en la carretera.
-¿Adónde vamos? -Pregunté intrigada.
-No lo se, tú dime. ¿Dónde quieres pasar la noche? -Preguntó jovial.
Sonreí y levanté mis hombros, dejando en claro que yo no tenía ni idea. Dylan solo suspiró y negó lentamente.
-Yo soy el que sugiero siempre el lugar, creo que es hora de que digas tú a donde pasaremos la noche.
Sentí como mi corazón se paralizó, después de dos veces al fin capté esa parte, por lo que tenía que aclarar bien lo que había escuchado, así que repetí la ultima oración solo que en forma de pregunta.
-¿Pasaremos la noche? Pero tu mamá necesita el auto, ¿No crees? -Pregunté algo nerviosa.
-Mi mamá está en un viaje de negocios de la compañía, además tuvo otra pelea con Mark hoy cuando llegó de New York. No creo que necesite el auto mañana -Dijo sin importancia.
Mark... ¿Tuviste una pelea?... Espero que no haya sido por mí...
-De acuerdo -Dije sacudiendo mi cabeza, para dejar mi preocupación de lado -Dejame pensar a donde iremos.
Dylan quitó su mirada de la carretera, dirigiéndola a mi persona con cierta emoción mientras esperaba que diera la idea.
-Siempre cuando iba a la playa con mis padres, Barby y yo nos subíamos a una rueda de Chicago abandonada. No voy a ese lugar hace años, creo que sería perfecto. De hecho como eramos las únicas que la usaban, la arreglaron y modificaron para que fuera como nuestra guarida secreta. Esta en Crandom beach -Comenté viendo al frente, mientras recordaba esos momentos nostálgicos.
Dylan guardó silencio por unos minutos, hasta que decidió aportar su comentario.
-De acuerdo, iremos a Crandom beach -Me miró de reojo, dejando una pausa antes de seguir hablando -Sabes, las ruedas de Chicago siempre me aterraron.
-Es una broma, ¿Cierto? -Dije con burla en mi voz. Nunca pensé que eso fuera cierto.
-Podrías no decirlo como si fuera la mayor estupidez. Enserio me aterran -Dijo con una sonrisa, aun que se notaba que no estaba bromeando.
-Es la rueda de Chicago Dylan, ese juego es uno de los más inofensivos en las ferias o parques de diversiones. Si no subes a ese juego, tampoco te animas con una montaña rusa -Dije riendo.
-En realidad, no exactamente. Todos los demás son increíblemente divertidos y emocionantes. Pero una de esas, ¡Joder! Esa porquería no es tan segura, podría caerse en cualquier momento.
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Romances color vino (Sin Corregir)
ChickLit*Ganadora en los premios Carrot Awards 2017, en la categoría chick-lit. *Ganadora del mini concurso "Hablando sin máscara" 2017. "El quitó sus ojos de mi, y los puso sobre la copa que estaba frente a él. La tomó entre sus dedos con elegancia y la ag...