BULLYING STOPS HERE #2

232. Serena.

Hola, soy una chica de Wattpad (@GhostGirlxxWriter) y me gustaría compartir mi historia con el bullying (y con el maltrato). Creo que estáis haciendo un genial trabajo con vuestro proyecto, a mí me ha ayudado mucho leer las historias que publicáis y eso me ha convencido de aportaros la mía. Espero que esté bien y que podáis publicarla (si no, no pasa nada, al menos me he desahogado escribiéndolo).

Un saludo de una gran admiradora de vuestro proyecto.

MI HISTORIA CON EL BULLYING:

Nombre falso: Serena

Edad: 15 años

Hola, soy Serena, tengo 15 años y soy de España, en Wattpad podéis encontrarme como @GhostGirlxxWriter. Antes que nada quiero agradecer a Nerea y al resto del equipo de BSH por su gran iniciativa, he leído todas las historias y muchas me han hecho sentir identificada y comprendida, así que creo que ha llegado el momento de que yo trate de aportar algo a este genial proyecto. No sé si publicarán mi historia pero en cualquier caso esto me habrá servido para desahogarme, y eso es algo que realmente necesito.

Todo empezó muy, muy pronto, cuando tenía solo cuatro años. Sí, ya entonces había una niña que se burlaba de mí y me acorralaba en los recreos. Aquello duró poco, creo que se lo conté a mis padres o algo así, no lo recuerdo bien, pero el caso es que se acabó. Sin embargo, eso me marcó, volviéndome un poco tímida y callada.

La cosa se puso mucho peor cuando empecé la primaria. Yo tenía una mejor amiga llamada Sandra, la cual era un poco rellenita, y algunas chicas de clase se metían con nosotras. Y ahora es cuando os explico por qué se metían conmigo: soy muy delgada, de muy pequeña estatura, y además siempre he sido la más "lista" de la clase y la favorita de los profes, ya que era muy callada y nunca molestaba, además no veía la televisión, ya que mis padres lo consideraban una pérdida de tiempo, y en vez de eso leía. Total, que ella por ser gordita y yo por lo que he dicho anteriormente éramos blancos de burlas, pero aun así teníamos algunas amigas y nos llevábamos bien.

Sin embargo, ella empezó a tener envidia de mí o algo así, me obligaba a darle mi almuerzo y tenía que hacer todo lo que ella quería, me había convertido en su perrito faldero. Yo no lo quería aceptar porque sabía que si me alejaba de ella me quedaría sola, pero me sentía fatal al ver que me estaba dejando controlar por ella. En 4º de primaria empecé a ir al comedor, a donde también iban las chicas que a menudo se burlaban de nosotras, y ellas no paraban de decirme que era una tonta que se dejaba controlar. Al final me harté, Sandra y yo discutimos, y dejamos de ser amigas.

Y sucedió lo que había previsto: me quedé totalmente sola. Ella, en cambio, se convirtió en la mejor amiga de una chica que había llegado nueva al colegio. Empecé a pasar los recreos sola, sin nadie con quien estar, y las burlas aumentaron. "Enana", "empollona", "pato"... Lo de pato era porque a mí se me daban fatal los deportes. Y también la tomaron en contra de mi pelo, ya que lo tenía muy largo y siempre lo llevaba en una trenza (cosa que al parecer les molestaba mucho), además de con mi ropa. Entonces llegó otra chica nueva llamada Nuria y yo vi en ella la oportunidad de volver a tener una amiga, pero ella se fue con el grupo de las otras, las "populares". Sin embargo, tiempo después vi que ellas le habían dejado de lado y me acerqué a ella. Nos hicimos amigas y al principio todo iba de maravilla, pero eso duró poco y muy pronto todo se puso muy mal.

Hasta entonces había sufrido bullying verbal, y como mucho social, pero nada demasiado grave. Pues bien, esa niña hizo que eso cambiara. No solo empezó a mandarme y obligarme a hacer lo que ella dijera, sino que me empujaba, me arrastraba de un sitio a otro por la fuerza y me arrinconaba en una esquina del patio para amenazarme diciéndome que si les decía algo a mis padres "me iba a enterar", haciéndome llorar. Empezó a contar a las otras mentiras sobre mí, un día incluso se mordió a sí misma en la mano y luego les dijo que había sido yo, ¡y lo peor es que le creyeron! Esto sucedió durante 4º y 5º de primaria. La situación se volvió insostenible y terminé por contárselo a mis padres. Ellos hablaron con la directora y, tras unas largas charlas, expulsaron a esa niña. Eso sí, antes de irse me hizo quedar como la mala de la película ante mis compañeras y trató de hacerme sentir culpable (cosa que no consiguió).