329. Aaron

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Todo comenzó cuando tenía cuatro años. Mi cabello tuvo un cambio radical (como es costumbre en familia materna), paso de tener simples ondas a volverse a lo que consideramos que es "zambo". El infierno se desató para mí, cuando salía jugar -ahora, de seis años- a mi barrio, comenzaron las burlas supuestamente "amistosas" sobre mi cabello; le decían de todo. Colchón paraíso. Cabeza de paja. Ellos decían: "Parece una escoba fea". Y dolía saber cómo le llamaban a mi cabello, sé que algunos piensan que son bromas entre amigos, pero ¿te has puesto a pensar sí esas bromas eran graciosas para esa persona? ¿Si no le dolían escucharlas? Porque créeme, piensas que son bromas inocente pero déjame decirte que tus bromas dañan y destruyen. Las burlas disfrazadas de bromas siguieron durante años, gracias a ellos crecí con poca autoestima sobre mi aspecto (tampoco ayudaba la forma en la que me trataban por no ser igual físicamente a mi familia), me miraba en el espejo y lo único que ponía pensar al verme de que lo que tenía en mi cabeza no era cabello, sino una bestia que me hacía sentir impotencia y rabia. Mi cabello era tan esponjoso que ni siquiera puedo peinarlo o siquiera hacer una cola fea, nada, me rendí sobre tratar que se viera como los de las personas lacias, me rendí sobre qué era un monstruo y me resigne a que sería así hasta que tuvieran dinero para plancharme el cabello permanente. Hasta ahora siguen esas burlas, y solo me hacen daño, porque aveces se siente bonito que te digan lo bonito que se ve tu pelo pero los insultos regresaban como voces en mi cabeza. Me traume con mi cabello, pensé que jamás llegaría a ser feliz por este simple hecho y sé que suena infantil, pero te miras al espejo y solo puedes que eres feo, gordo o anormal por las burlas. Nos hacen sentir asco a nosotros mismo y simplemente ya no sabes que hacer.

La primera vez que me plancharon el cabello, lloré de felicidad, me sentía llena de vida y por un segundo creí que fui feliz pero, las voces volvieron y susurraron: «Esto solo es momento, y volverás a tener el mismo pelo de mierda». Ese momento de felicidad se fue al demonio. También habló por todos los que han sido, son y serán discriminados; porque sé que siente estar encerrado en tu cuarto llorando porque eres una mierda o que eres menos, sé que se siente siempre estar nervioso o comer para olvidar, también sé que no importa cuantos me digan que bonito se ve mi cabello, el daño ya está hecho y no se podrá borrar ni así queramos. Quiero disculparme porque también he insultado y burlado sobre varias personas por como son.

Si no quieren suicidios, ni cortes para sentirse vivos, ni arrepentimientos sobre toda la vida. No discriminen a los demás.

No hagan que los demás se sientan mierda, como hacen que me sienta. Porque cada broma pequeña sobre nuestro aspecto nos afecta, por más tonta que parezca.

#StopBullyingHere

BULLYING STOPS HERE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora