318. Anónimo

47 9 6
                                    

Bueno... Mi triste historia es esta:

Todo empezó cuando tenía 7 años. Mi padre me llevó a la escuela como siempre y fuí a mi salón de clases. Allí me encontré a mi mejor amiga y empezamos a hablar. Me acuerdo de que un niño de mi salón me dió un papelito que tenía escrito: "Cuídate y protégete qué tal vez te hagan daño".

No me importó esa advertencia y seguí hablando con mi amiga. Cuando tocó el receso unos niños más grandes que yo por unos 4 a 6 años me empezaron a molestar y me hicieron llorar.

Cuando llegué a casa no le dije nada a nadie. Pues creía que simplemente no me iban a hacer caso como era de costumbre. Además, ni a mis padres les decía esas cosas que me pasaban en la escuela.

Pero lo peor era que la violencia verbal me pasaba todos los días. Eso era todos los días cada vez que podían. Hasta que una vez un niño mayor que yo por unos 5 años me arrinconó contra un muro detrás de la escuela y me empezó a tocar.

Suerte que le dí una patada en su "área" (por así decirlo) y salí corriendo. Estaba completamente asustada pero aún seguía sin decirle a nadie.

Cuando cumplí los 9 años que por cierto, todavía me hacían bullying y yo sin decirle nada a nadie, mi amiga me dijo que tenía leucemia y que no vendría más a la escuela.

Eso me dolió mucho pero le dije que seguiría siendo su amiga y que jamás la olvidaría.

Desde ese día tengo depresión. Pero el mismo chico que me arrinconó me sigue acosando y suerte que todavía no ha hecho nada más. También me siguen haciendo bullying. Y ahora sé que cometí el peor error del mundo al callar lo que me pasó, me está pasando y lo que tiene intención de jamás parar. Por eso es que amo tanto las vacaciones.

Pero mi peor temor es hablar y defenderme. Y aceptar que ese papelito me hubiese ayudado, todo por ser tan descuidada.

BULLYING STOPS HERE #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora