Capítulo Dieciocho

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Después de unos quince minutos a que espere que el rubor en mis mejillas se fuera. A pesar de haberme echado agua en la cara no se quitaba. Salí y cuando salí del baño los chicos hablaban de perros y las razas. Les ignore y baje la cara porque aún tenía Rojas las mejillas de la vergüenza o del calor que Carlos había ocasionado en mi.

Me acerqué a mi maleta saque mi bolsa de maquillaje y corrí de nuevo al baño.
Me coloqué la bb cream apesar de que casi nunca la usaba esta ves la requería, me delinee los ojos con el delineador en líquido, me hice la línea lo más derecha que pude y dándole forma a mi ojo. me rice las pestañas y me coloqué polvo traslúcido en mi rostro.

Salí del baño para encontrármelos ahí discutiendo sobre qué raza de perros era mejor.

-Los Bulldogs son los mejores. -decía Jonathan.

-Los Doberman también -dijo Héctor.

-No los mejores siempre van a ser los Pastor alemán -mencionó Carlos.

-Lo mejores son los San Bernardo. -dije metiéndome en la conversación como buena amiga chismosa que soy.

-Ana esos se parecen a ti. -dijo Jonathan.

-¿Porque? -pregunté confundida, Carlos y Héctor miraban a Jonathan para saber porque había dicho eso.

-Porque les encanta dormir. -mencionó.- y tú eres como la bella durmiente hasta que te besa el príncipe despiertas.

-Lastima que tengo que despertar sola porque no tengo.

-¿Y yo que soy? ¿El sapo? -preguntó Carlos viéndome.

-Tu eres... una mosca.

-¿Una mosca? ¿Porque una mosca? -quiso saber.

-Porque vuelas alrededor nada más molestando -dije y entonces Jonathan y Héctor se rieron a más no poder y Carlos se quedo viéndome en silencio.

Se estaba maquinando un plan en su mente para atacarme. Tenía que prepararme porque sus venganzas son peores así tipo la que hizo hace rato.

-Es broma. -mencione cuando me di cuenta de que no dejaba de verme.-Carlos solo jugaba.

-No juegues conmigo Ana, te vas arrepentir.

Tome mi teléfono y mi bolsa y huí de ahí. Salí de la habitación antes de que me siguieran y me decidí ir al comedor a desayunar eran las 8am. Subí al elevador presione planta baja y cuando el elevador se abrió en el lobby, me dirigí al comedor.

Cuando estuve ahí tome un plato era bufete, comencé a servirme y encontré un lugar para desayunar tranquilamente. Aunque no duro ni 10 minutos cuando ya tenía a Héctor sentado enfrente mío.

-Si claro siéntate no hay problema. -solté en sarcasmo.

-Oh valla gracias, qué amable. -me respondió con una sonrisa en el rostro.

-Te odio.

-No lo creo, sobre lo que habíamos dejado pendiente.

-Héctor no...

-¿Qué es lo que quieres Ana? ¿Que te pida matrimonio? ¿qué se te declare enfrente de todos? No entiendo que es lo que quieres. Carlos se ha esforzado por no mandarte a la mierda sabes que odia insistirle a las chicas o bueno normalmente ninguna se le resiste y contigo es un reto.

𝐀𝐋𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 || 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora