Capítulo Diecinueve

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Estuve ahí en la habitación. La verdad es que esperaba pasar todo el día ahí encerrada.

Baje a las casi tres y media de la tarde solo para ir a comer al restaurant que con suerte aún tenían comida y como había decidido pasar el día viendo películas en Netflix decidí ir a un oxxo a comprar golosinas y frituras.

Cuando volví a la habitación ya eran pasadas las seis. Coloqué la laptop en la cama con todas mis porquerías y abrí Netflix. La película elegida fue Love, Rosie.

Era una romántica empedernida.

La película termino y yo ya tenía unas lágrimas recorriendo mis mejillas. En ese momento Héctor y Carlos entraron y yo estaba tapada hasta arriba con la laptop a un lado y con lágrimas en los ojos.

Se quedaron viéndome como si hubieran visto a un fantasma y no dudaba en que pareciera uno, en primera porque me había delineado en la mañana los ojos y seguramente parecía mapache y en segunda estaba toda llorosa como si alguien se hubiera muerto.

-¿Que tienes? -preguntó Héctor preocupado.

-Nada, la maldita película. -dije y me levante de donde estaba.

Cuando me vi en el espejo y vi el desastre que era.

-Parezco mapache. -exclamé tratando de sacarme lo negro de abajo de los ojos, si de por sí tenía ojeras ahora con esto.

-Pareces zombi, más bien. -dijo Carlos riéndose.

Lo mire y si las miradas hirieran el estaría con una herida grave.

-Pero una zombi sensual y...

-Cállate lo estás estropeando -le dijo Héctor. Cuando trato de adornar lo que me había dicho.

Me saque la pintura de los ojos con un desmaquillante y después camine al baño para lavarme la cara. Mientras Carlos y Héctor se dispusieron a platicar mientras comían de las cosas que había comprado.

-Eh eh... ustedes no pueden comer eso. -les regañe cuando los vi con la bolsa de papas en la mano y sentados uno enseguida del otro pasándose la bolsa.

-Ana, ten piedad. -me dijo Héctor.

Camine hasta el y le saque la bolsa de las manos y la aleje de ellos.

-Bueno entonces las gomitas. -dijo Carlos agarrando las gomitas de panditas.

Me acerqué a todo y lo agarre en mis brazos para sacárselos de la tentación.

-Apenas y puedes con todo. -se burlo Héctor cuando me vio que tome todas las golosinas en mis brazos.

-Es demasiada tentación. Tienen que estar en forma.

-Tu estás en forma de mapache. -mencionó Héctor.

-Gracias, creí que estaba en forma de panda. -le saque la lengua y él me la devolvió.

Si actuábamos como unos inmaduros, esa era la razón por la que éramos amigos.

-Maduren. -dijo Carlos mientras se recostaba en el colchón con su teléfono en la mano.

𝐀𝐋𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐄 || 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐕𝐞𝐥𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora