CAPÍTULO 5

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UN FIN LLENO DE SORPRESAS

Alguien llamaba a su puerta con insistencia. Lena abrió los ojos perdiendo un poco el equilibrio en el agua todavía tibia de la bañera. Se sostuvo con ambas manos en cada una de las orillas de la tina y se incorporó sobresaltada.

loa golpes en la puerta no cesaban y ella se levantó buscando con la mirada su bata de baño.

Salió de la tina quedándose quieta sobre el tapete mullido. Sostuvo frente a su cuerpo la bata violeta y se la puso apurada. Tenia que abrir la puerta o esa persona que estaba tras ella seria capaz de tirarla.

No se tomó el tiempo para ponerse las zapatillas, fue de puntillas hasta detenerse frente a la puerta. Se asomó por la mirilla, el color de su rostro desapareció. Se recargó en la puerta y cuando su frente golpeó la fría madera una voz la llamó casi alarmado.

-¡Yelena! - golpeó con más fuerza -, ¿Estas ahí? ¡Necesitamos hablar!

- No - musitó moviendo la cabeza -, ¡No quiero hablar contigo!

- ¡Por Dios Yelena! - Elevó la voz -, Tatiana me llamó...

- ¡No tenia derecho! - Gimió cerrando los ojos cuando sintió que sus ojos ardían con lágrimas no derramadas -, ¡No debió haberlo hecho David!

- Ella esta preocupada por ti.

- ¡No! - golpeó la puerta molesta por la irrupción de su amiga en eso -, ¡Estoy bien! ¡No te necesito, no te necesito...

Hubo un largo silencio tras la puerta.

- Tatiana me contó lo que pasó ayer - dijo en un tono mucho más tranquilo -, teme que por su culpa hayas recaído.

- No, no voy a hacerlo - respondió con un suspiro.

- Yelena, por favor, me gustaría poder verte - le pidió con ese tono que ella conocía demasiado bien, el tono que siempre usaba para hacerla bajar la guardia -; me sentiré mejor al verte personalmente. No sólo oírte tras la puerta.

Lena se aferró a su bata de baño cerrándola apropiadamente, movió su cabeza hacia atrás levantando la firme barbilla, llevó una mano hasta la perilla de la puerta, está tembló un poco antes de girarla y abrir la puerta hasta que la cadenilla de la puerta de lo permitió. Se asomó encontrándose con el rostro atractivo y los ojos castaños de su antiguo doctor tras los lentes, no dijo nada sólo le dejo mirarla. Él quería ver personalmente si estaba bien, ella le daría ese gusto antes de cerrar la puerta evitando más contacto con él.

- Te ves muy mejorada Yelena.

La joven parpadeó sin mostrar ninguna expresión en su rostro.

- Creo que Tatiana ha exagerado un poco - comentó con una sonrisa torcida -, te veo mucho mejor de lo que Tatiana me ha dicho por teléfono. Lamento que todo haya sido una falsa alarma, pero me preocupó que no me recibieras con la puerta abierta...

- No estoy visible doctor Gregory.

- Si, bueno..., p-parece que no vine en un buen momento - balbuceó el psiquiatra tomando un poco de color en sus mejillas pálidas.

Lena siguió mirándolo sin expresión, mientras por dentro se aguantaba las ganas de cerrar la puerta en sus narices.

- Gracias por venir - dijo la joven empezando a cerrar.

-¡Espera!

El zapato masculino se interpuso en la acción. Lena se aferró a la puerta sintiendo como su brazo empezaba a temblar.

- Lo siento Yelena - dijo acercando su atractivo rostro al hueco en donde ella continuaba sin poder moverse -. Nunca fue mi intención que pasara eso..., yo... intenté evitarlo por todos los medios.

SAGA KING'SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora