CAPÍTULO 11

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... POR LAS QUE CAIGO UNA Y OTRA VEZ

Los King no son lo que parecen.
El destino los hizo ser así.
Actúan según su miedo, según su dolor,
según sus normas.
Alguna de ellas eran las correctas,
otras...

*

Lena revisó por centésima vez las cifras que ya sabia de memoria. Miró hacia la puerta de cristal cerrada y sintió deseos de gritar su molestia, su jefe estaba imposible esta semana. Todo había empezado por lo sucedido aquel viernes en la recaudación de fondos para la fundación en donde Tatiana trabajaba, si, había empezado desde que Ryder King supo quien era ella.

Rectificó cada coma en las cantidades, revisó que cada una coincidiera con los materiales, verificó las fechas y al notar que todo estaba correcto y tal como le entregó la primera vez el presupuesto completo a su jefe se levantó de la silla y miró nuevamente la puerta antes de ir hacia ella para enfrentarse a el hombre gruñón tras ella.

Después de que se escondiera esa mañana en el baño, se tomó unos minutos para aclararse y salir y enfrentarse a su jefe; él la esperaba recargado en la puerta de su oficina, apenas la vio hizo un gesto de indiferencia y entró pidiéndole las citas de ese jueves. Lena se había dado el valor para seguir el día trabajando sin que nada de lo que había visto afectara su trabajo, sin embargo no podía evitar que llegaran a ella las imágenes de Ryder King haciendo el amor a esa espectacular rubia.

Sostuvo el asa plateada aclarando su garganta y la jaló entrando a los dominios del tiránico rey.

Ryder levantó la mirada al escuchar la puerta abrirse. Lena Kuztnova entró con el mismo aspecto serio y profesional de siempre, Frunció los labios molesto por dar cuenta que ella era la única en esa habitación que esa semana había actuado como una adulta, mientras que él había sido un verdadero idiota. Miró la carpeta que ella le entregaba, tardó unos segundos en tomarla, sus ojos fueron hasta la mano pálida y delicada de la joven. Notó que tenia las uñas pintadas con un esmalte color neutro, muy parecido al de su propia piel; las estudio sin importarle que ella lo notara, estaban limpias, con un largo propio y discreto, perfectas.

De pronto la carpeta estaba sobre su escritorio frente a él y las manos femeninas habían desaparecido de su vista. Levantó sus ojos y se encontró con un rostro algo sonrojado que no hacia nada por ocultar su incomodidad.

- ¿Necesita algo más?

Ryder no apartó la mirada de ella hasta que su secretaria se movió hacia la puerta.

- Señorita Kuztnova...

Ella se giró mirándolo tensa.

- Cuando llegué mi cita hagála pasar a mi oficina.

- Si señor King.

La miró salir y bajó la mirada hacia la carpeta. Su mente se quedó en blanco. Cada vez que ella estaba cerca sus nervios se alteraban de una manera que no entendía, al principio no supo que hacer con ellas; su intención no fue tener un altercado con ella esa mañana de lunes pero se había sentido de alguna manera provocado por las palabras de Lena, a pesar de que sabia muy bien que ella sólo se defendía de sus absurdas acusaciones. Suspiró, lo que más le alteraba eran los recuerdos que estaban grabados en su cerebro; la manera en que su cuerpo se amoldó al suyo y sus labios siendo dibujados por su lengua como si quisiera saborear aquellas cerezas brillantes que se habían abierto a él como fruta madura.

SAGA KING'SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora