CAPÍTULO 37

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NADA ES LO QUE PARECE

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NADA ES LO QUE PARECE

Lena abrió los ojos. Parpadeó buscando aclarar su vista, cuando al fin lo logró paseó sus ojos por la habitación. Los muebles parecían caros y claramente diseñados para lucir en una habitación como esa con grandes ventanales cubiertos por cortinas de hermosas telas con un diseño igualmente moderno. Se incorporó sosteniéndose con sus manos mientras buscaba la manera de salir de ahí antes de que alguien la detuviera.

Pasó una mano por su cabello recordando a Abigail Hernandez, la presidenta de la fundación entrando a la casa de Ryder King saludándola con una sonrisa tranquilizadora, a pesar de la sorpresa inicial cuando la vio casi fuera de control en la sala. Notó la mirada que le dirigió a Ryder King antes de acercarse y hablar con ella mientras buscaba la manera de tranquilizar sus nervios alterados.

No se atrevió a preguntar por el motivo porque estaba ahí, o desde cuando conocía a Ryder King. Quizá ella era una de sus "amigas" y le estaba haciendo un favor al saber que ambas se conocían de la fundación.

Le ofreció un té y la llevó hasta una de las habitaciones de invitados que estaban en la planta baja por el pasillo. Lena se dejó llevar, quería apartarse de Ryder no podía dejar de sentirse abochornada por lo del café.

La hizo recostarse en la cama mientras le sonreía buscando tranquilizarla.

- No te preocupes - le dijo sentándose a su lado cuando ya estaba recostada en la cama -. Me quedaré hasta que estés más tranquila, ¿Quieres que te lleve a casa?

- No quiero que se moleste - respondió Lena sintiéndose algo agotada como siempre se sentía cuando tenia uno de sus ataques de pánico -. Yo volveré sola a casa, lo único que necesito es salir de aquí. No quiero estar en casa de mi ex jefe...

- ¿Ryder es tu jefe? - Preguntó asombrada mirando de reojo la puerta entreabierta.

- Lo fue - asintió cerrando los ojos sin poder evitar sentirse somnolienta -. Fui su asistente por dos años...

En algún momento se perdió en el cansancio. Estaba consciente de que toda su energía estaba en el nivel más bajo.

Se sobresaltó cuando la puerta se abrió, la luz del pasillo iluminó la semioscuridad que la rodeaba. Su cuerpo se tenso y por instinto se movió n la cama hacia atrás arrastrando con ella el hermoso edredón blanco bordado.

- Has despertado.

Ryder le ofreció una sonrisa que buscaba ser amistosa, pero que para ella fue como si ocultara lo que pensaba de ella después de la manera en que perdió el control. Tuvo deseos dejarse caer nuevamente en la cama y ocultarse de esos ojos que aceleraban su corazón cada vez que se posaban en ella.

- Siento mucho lo que pasó - se disculpó apenada bajando de la cama manteniendo una imagen más o menos serena a pesar de lo incomodo que era desenrollarse del edredón que se enredó en sus piernas -, no fue mi intención hacer una escena. Yo...le agradezco lo que hizo por mí en el café, pero no era necesario que me trajera a su casa. Un taxi habría sido suficiente...

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