IRREMEDIABLEMENTE TODO SUCEDE...
Dallas caminó de un lado a otro sin dejar de mirar el reloj cada cinco minutos desde que dieron las cinco de la tarde. Apartó el flequillo de sus ojos, no porque le molestara, ya que llevaba anteojos oscuros; era por los nervios de volver a ver a aquella diosa que se había metido en su cabeza desde aquel día de sábado por la mañana. Ajustó su chaqueta de piel de ternera y miró hacia sus largas piernas enfundadas en unos vaqueros de diseñador, no eran los más nuevos que tenía pero al menos eran los indicados para esta ocasión.
La puerta del frente se abrió y dos mujeres salieron. Sus ojos se fueron hasta la alta, rubia; a partir de ahí todo pareció desaparecer de su alrededor. Se irguió y fue hasta ella. Al parecer ella no lo miró hasta que estuvo lo suficientemente cerca para hacer notar su presencia.
La morena se detuvo de repente obligando a la hermosa rubia hacerlo y dirigir su mirada hacía él.
Sus rojos labios se abrieron. Un brillo en sus rasgados ojos verdes brillaron reconociéndolo.
- Hola.
Guardó sus manos en los bolsillos traseros de sus vaqueros. Los nervios se habían disparado estando frente a ella. Observó su reacción antes de dar el siguiente paso, realmente no le gustaría ser rechazado mientras dejaba boca arriba todas sus cartas.
- Bonito Arreglo de rosas - dijo ella manteniendo una serenidad que la hacía más atractiva ante sus ojos.
- Me alegra que te haya gustado - sonrió inclinando la cabeza.
Permanecieron en silencio por unos minutos. La morena carraspeó obligándolo a soltar esa mirada hechizante.
- Tengo que irme - se despidió intentando en vano ocultar ese tono divertido -. Espero que pasen una tarde divertida.
Ella se fue dejándolos solos, Dallas inclinó la cabeza hacía un lado y volvió a posar sus ojos azules en la mujer de sus locas fantasías de ese fin de semana.
- ¿Caminamos?
Ella aspiró brevemente y después de dudar un rato asintió. Dallas alargó una mano dándole el paso y cuando ella empezó a caminar la siguió hasta que se acomodo a su lado.
Caminaron por espacio de diez minutos sin decir nada. Tatiana no podía explicar la manera en que se sentía; nada en la personalidad de el atractivo joven le había preparado para la vibración que emanaba cada vez que la rozaba o respiraba sobre su cabeza.
Era alto, quizá se notaba porque ese día había llevado botas de tacón mediano dándole unos siete centímetros más a su uno setenta de estatura. Cruzó sus pies dando unos pasos más antes de detenerse; él lo notó y se detuvo girándose a ella.
- ¿Pasa algo?
- ¿Por qué?
Dallas levantó una ceja interrogante por su pregunta.
- ¿Por qué me has buscado?
- ¿No es obvio? - Inquirió con una leve sonrisa -; me gustas y quiero conocerte mejor.
- ¿Te gusto? - Tatiana se aclaró la garganta -, tú también me gustas, eres un chico muy agradable...
- ¿Sólo agradable?
Tatiana sonrió sin poderlo evitar. Él era peligroso, pero ella no quería averiguar que tanto lo era.
- Quiero dejar las cosas claras Dallas, ¿Así te llamas no? - empezó alejando un largo mechón hacía atrás -. Yo no quiero nada más que una simple amistad. Ese arreglo de rosas me ha dado a entender que quieres algo más y yo en estos momentos de mi vida no necesitó nada más.
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SAGA KING'S
RomanceHijos de Frank King, un hombre que se había hecho a sí mismo, fundador de "Construcciones King". La fortuna y el nombre que había creado ahora pasaba a sus dos hijos mayores, Ryder y Panther King, que a pesar de llevar el mismo apellido y tener el m...