CAPÍTULO 46

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BAILANDO CON LA LUNA

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BAILANDO CON LA LUNA


Lena se acomodó los lentes y abrió el libro que estaba sobre la mesa del café al cual acostumbraba a ir alrededor de medio día. El joven mesero colocó la taza de porcelana con el liquido claro y humeante delante de ella y se retiró con discreción. Lena miró la taza de té con algo de sorpresa, no había tenido tiempo de ordenar.

Miró a su alrededor algo inquieta y suspiró suavemente antes de colocarse las gafas y mirar la pagina abierta. Sus ojos buscaban la manera de enlazar las palabras unas con otras, sin embargo le estaba costando trabajo, su cabeza no estaba en esos momentos en su lectura; ella viajaba hasta aquella noche cuando bailaba en la semioscuridad entre las ondulantes telas y la luna que se asomaba por las ventanas, a aquella noche en la que un ojo azul y otro violeta se posaron en ella llevándola hasta un sitio al que temía pisar.

Sostuvo la hoja de papel entre sus dedos delicadamente. Parpadeó sin poder detenerse todavía luchando por evitar caer en aquel abismo en el que por mucho tiempo no se permitió dejarse caer.

Había luchado con manos y uñas hasta destrozarlas, figurativamente. Sin embargo esa noche sus manos se abrieron del borde y se dejó caer y todavía no encontraba el fondo.

Inclinó la cabeza y un leve sonido salio de su garganta, fue una mezcla de impaciencia y dolor. Molesta por sentirse así, de esa manera levantó la cabeza y se quitó las gafas arrojándolas con descuido sobre la mesa.

¡Por Dios! Tendría que buscar la manera de no seguir pensando en cosas absurdas, después de todo nunca en la vida tendría oportunidad de acercarse un poco a sus más ahogadas fantasías.

Sobó sus ojos.

¡No eres más que una tonta! Le dijo una voz en su cabeza, la burla de sus palabras le hizo recordar a el hombre en el cual por muy poco tiempo había querido borrar de su memoria. ¿Cuál es la razón por la que nunca puedes negarte cuando él te pide algo? Podrías dejarle con un palmo de narices y cerrarle la puerta cada vez que él se aparece en tu casa, pero no lo haces y ¿Sabes por qué? Él te recuerda a tu padre. Él es tan fuerte, él es un pilar en donde puedes sostenerte, él...es la única persona que puede hacerte salir de el encierro en donde te encuentras..., ¿y sabes por qué? Porque aunque lo niegues has estado enamorada de él desde que entraste por la puerta la primera vez que empezaste a trabajar a su lado.

SAGA KING'SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora