CAPITULO 27

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DETRÁS DE UNA CRUDA REALIDAD

(Burt)

Burt abrió los ojos llenos de lágrimas. Miró el techo de plafones y parpadeó buscando la manera de detener las lágrimas que se escapan de sus ojos. ¡Era una maldita mierda! Se mordió el labio inferior mientras llegaba a su cabeza todo lo que había hecho y por lo que ahora mismo estaba en esa cama en el hospital.

El torbellino de las ultimas horas estaba pasando factura en su cuerpo cansado. Los flashes de las cámaras en el angosto cubículo del baño en aquel tugurio gay, las voces, las burlas, las sonoras carcajadas de burla, el guapo rostro de Robby Jones mirándolo con burla y un destellante brillo de maldad y desprecio... El sudor cayendo por su cuerpo mientras huía aterrorizado por su propio descuido.

Le había causado mucho trabajo bajar la guardia. Él había terminado de cortar los últimos hilos junto con el desprecio de Panther King. Después de un momento cuando se vio sin nada que perder y se dejó llevar.

Gimió en silencio sujetando con fuerza las sabanas lastimándose a propósito la muñeca izquierda, quizá para sentir que todavía estaba ahí y que los errores de las ultimas veinticuatro horas estaban ahí para recordarle la mierda que era.

La puerta de la habitación se abrió. Su madre entró con los ojos vidriosos aguantando las lágrimas, mientras su boca se fruncía por el enojo. Fue hasta su hijo dejando su costoso bolso en la orilla de la cama y se acercó golpeando su mejilla con fuerza.

Ambos se miraron con los ojos muy abiertos. Ruth encogió su brazo y cerró en un puño su mano con fuerza.

- ¿Cómo pudiste?

¿Cómo pudiste? Entró en su cabeza como un eco, rebotando de un lado a otro. ¿Cómo pudiste?...¿Cómo pudiste...

- ¡Has estado a punto de arruinar la carrera de tu padre! - Levantó la voz de una forma tan aguda que sus oídos se lastimaban al estar escuchándola -, en estos momentos podría terminar tu trabajo yo misma.

- Serias de gran ayuda madre.

Ambos se callaron. Ruth no buscó la mirada de su hijo, paseó sus ojos verdes por la habitación privada como si lo que estaba alrededor fuera más importante que su propio hijo acostado en la angosta cama.

- Fue una reverenda estupidez - dijo juntando sus manos nerviosa -, al menos debiste haber mantenido tus torcidos deseos de forma discreta. Tú padre te lo advirtió. Lo que hiciste es imperdonable.

- ¿Imperdonable?

Ruth lo miró apenas y se giro hacia la ventana de la habitación privada en donde estaba.

- Todo lo que has hecho ha peligrado la carrera de tu padre.

- Entiendo, aquí lo que interesa es mi padre - asintió manteniendo la calma

- Sin lo que ha logrado tu padre no serias nadie - replicó Ruth severa.

- Tú tampoco - asintió él.

Su madre se tenso y una vena sobresalió en su sien palpitando. Sus labios rosas temblaron sin control sosteniendo su mano para no abofetearlo nuevamente.

- Me he reforzado en educarte...

- No se trata de educación madre - replicó Burt con un suspiro.

- Desde que se te metió en la cabeza eso de que eres... - volvió a fruncir los labios como si le costara trabajo pronunciar la palabra -; no puedo reconocer a mi propio hijo, no eres el mismo al que le dimos la mejor educación que el dinero puede ofrecer. Tu padre se esforzó en encontrar las mejores escuelas de Houston para que nuestro hijo fuera un hombre exitoso y no en lo que te has convertido...

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