...QUE LIDIAR CON LAS CONSECUENCIAS.
Mientras buscaba las palabras para hablarles acerca de Yelena, Tatiana no pudo evitar traer a su memoria algunos de aquellos días cuando niñas. Las emociones de los primeros días, las miradas nerviosas de todas las pequeñas, cuyas emocionadas madres habían contagiado al saber quien el gran Aleksander Kutznakov eligió para sus prestigiadas clases. Tatiana casi sentía su estirado cabello recogido molestándola, no estaba muy contenta con estar ahí. Su madre buscaba convertirla en algo que ella no había podido ser, una bailarina envuelta en encajes y mallas, con zapatos de ballet bailando en puntas. Ella no estaba tan emocionada, en absoluto.
Deslizó su mirada por el salón de madera oscura con un gran espejo que abarcaba toda una pared, entonces la vio. Una chiquilla delgada inclinándose hacia las puntas de sus pies, como si fuera toda una profesional, se mantenía alejada de las demás. Tatiana sintió simpatía por ella, quizá era igual que ella y no quería estar ahí. Fue hasta ella y se inclinó, giró su cabeza y la miró más de cerca.
Su cabello rubio oscuro estaba peinado igual al de ella, por supuesto un poco menos apretado, pero parecía que era parte de ella, tenia sus grandes ojos cerrados. A Tatiana le pareció que era porque quería estar en otro lado y no ahí como ella lo deseaba.
- ¿Has venido con tu madre también? - le preguntó desde la posición curiosa -, mi madre ha insistido en que tomé clases de ballet, yo no quiero, pero soy una niña y tengo que obedecer. Cuando sea mayor, espero que no pasen muchos años todavía me voy a ir lejos, así ella no podrá mandarme como ahora.
La pequeña Yelena abrió los ojos aceitunados prestando atención a la niña a su lado. Se incorporó de inmediato, obligando a la rubia a hacer lo mismo.
- ¿Quien eres?
Fue la pregunta que salió de sus labios. Tatiana los miró y pensó en que sus labios parecían estar mandando un beso como lo que le mandaba a su padre cuando salían y ella ya estaba en el auto. Aquellos que sellaba con su mano arrojándolos hasta en donde él estaba.
- Soy Tatiana - se presentó con una gran sonrisa.
- No deberías de hablar conmigo - dijo mirando por el repleto salón con temor -, mi papá no quiere que hablé con nadie. Me dijo que si lo hacia tendría que ensayar yo sola. Lo siento.
Yelena se apartó. Tatiana vio su cuerpecillo delgado, caminaba erguida y con la elegancia que había visto en un montón de vídeos que su madre le obligaba a ver todas las tardes.
En ese momento sintió admiración por ella. Seria su amiga, así lo decidió antes de prestar atención a la maestra que empezaba a hablar en medio del salón.
Levantó la mirada y parpadeó posando sus ojos en los hermanos King que estaban sentados frente a ella en la sala. Panther estaba dándole un sorbo a su té y Dallas la miraba sin ocultar el brillo de interés en sus estupendos ojos azules.
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SAGA KING'S
RomanceHijos de Frank King, un hombre que se había hecho a sí mismo, fundador de "Construcciones King". La fortuna y el nombre que había creado ahora pasaba a sus dos hijos mayores, Ryder y Panther King, que a pesar de llevar el mismo apellido y tener el m...