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Gracias por la paciencia y la buena onda. Ahora encima mis papás se separaron, así que bueno... nada.
juanavalentinabieber estoy a tiempo de que consideres esto como regalo de cumpleaños? Perdón por no subir antes, espero que la hayas pasado súper :)
Disfruten el capítulo.

―¿Estás bien? ― William me miró al ver que yo no abría la boca.

―sí, siento haberlo golpeado― rápidamente me intenté recomponer y salir de la embarazosa situación.

―te ves mejor que por la noche― comentó, valorándome con una atenta mirada que me ponía más y más nerviosa.

―sí, mi esposo me ha...―miré detrás de él, observando a Nicholas acercarse― debo irme.

―espera― sorpresivamente, me agarró por el brazo― ¿Es tu esposo? ― con la cabeza señaló a Nicholas.

Levemente asentí.

―sí, lo es.

―pues no parece un hombre muy simpático― intentó decir con burla― ¿Lo es?

Intenté salir de la situación mirando hacia otro lado.

―no creo que eso sea de su incumbencia― mascullé, queriendo darle la razón. Nicholas podía ser cualquier cosa menos simpático― debo retirarme, con permiso― intenté ser políticamente correcta, de nuevo e irme.

―tú y yo volveremos a vernos, Sophie.

Me sentí un poco cohibida por su familiar contestación, pero me alejé, buscando a Nicholas. Debía quedarme cerca porque no me sentía cómoda estándolo de William y además, quería ahorrarme algunos problemas que sabía que tendría si Nicholas me veía con otro hombre.

―¿Busca a alguien, señorita? ― el capitán del barco, al que habíamos conocido el primer día ahí, se me acercó.

―no, a nadie. ¿Ha visto a mi esposo?

―está dentro, en las mesas de póker― cómo no ­― ¿Desea que la acompañe?

―no, está bien. Puedo por mí misma, muchas gracias― me alejé de él, igual que como había hecho con William.

Encontré a Nicholas en donde me había dicho el hombre. Estaba sentado en una de las sillas alrededor de la gran mesa con forro de terciopelo verde. Fumaba. No sabía que lo hiciera, así que mi cara podría lucir desconcertada tranquilamente.

Me acerqué a paso lento, intentando que no me viera. Quería verlo jugar. Mi padre me había enseñado un poco el juego, una tarde de lluvia en la que él no podía salir. Sabía el valor de las cartas y qué formar, pero no estaba muy convencida de poder poner una cara neutral.

―creo que alguien te busca, VanDaner ― uno de los hombres enfrente de mi esposo habló.

Nicholas se giró y me observó.

―¿Pasa algo?

Negué.

―sólo quería ver el juego― murmuré, cruzando los brazos.

―ven― Nicholas estiró su mano libre, en la que no llevaba las cartas y me agarró del brazo para acercarnos― siéntate― se señaló la pierna.

Me quedé parada detrás de su silla, sin pensar en realmente hacerlo. ¿Qué se creía?

―estoy bien aquí― por encima de su hombro, miré las cartas que tenía. Nicholas podía ser muy bueno jugando, pero no había forma alguna de uqe ganara con esas cartas. Sin embargo, lucía tranquilo y confiado.

Ámame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora