WILLIAM
Gruñí cuando Oliver sacó la bala de mi pierna.
―ahora necesito que la cosas― le indiqué― no puedo hacerlo yo, Oliver.
La cara de mi acompañante se tornó más pálida de lo que ya estaba. Sabía que no le gustaba mucho la sangre, pero igualmente lo haría.
―bien, sólo ve diciéndome qué hacer― asentí cuando él agarró el hilo y la aguja previamente hervidos para esterilizar y atravesó mi piel.
―sólo... cose― le dije intentando no dejar mi hombría en un grito.
―bien― el hombre dio las puntadas necesarias y cerró la sutura con un nudo ajustado.
Maldito Nicholas.
Estaba preocupado por Sophie. Sabía que Nicholas no había tenido suficiente con sólo haberme lastimado a mí y ahora iría por ella, seguramente lastimándola. Necesitaba verla, saber que estaba bien y pensar en la forma de sacarla de las garras de su esposo.
Sabía que haberme metido con una mujer casada traería problemas, sobre todo para Sophie, pero ella no merecía ser tratada como basura cunado claramente era alguien bello. Nicholas no sabe la esposa que se pierde.
―esto ya está, William― me dijo― creo que lo hice bien para ser mi primera sutura― sonrió, satisfecho del trabajo.
―así es― me incorporé de la cama y vendé mi pierna con la gasa que Oliver había dejado en la mesa― esto sanará en unos cuantos días y podré moverla con comodidad.
―deberías descansar― me dijo, un poco preocupado.
Sabía que el tono de mi piel delataba la reciente pérdida de sangre, pero me sentía bien. No era la primera bala que recibía aunque sí esperaba que fuera la última.
―estoy bien, gracias por tu ayuda ― le dije, mostrándome seguro. Lo que menos necesitaba, era un niñero. Oliver era un buen chico, pero se preocupaba demasiado― deberías ir a buscar a tu madre, debe estar preocupada.
―sí, eso haré― captando mis ganas de estar solo, él se fue.
Tomé una respiración profunda y me dispuse a salir de la habitación. Una pierna herida no me detendría. Además, estaba bien, sólo un poco mareado.
―maldito Nicholas― gruñí, saliendo del camarote.
Necesitaba encontrar a Sophie y ver cómo estaba. Sabía que su marido no se detendría con sólo alejarla de mí y dispararme; también descargaría su furia con ella, físicamente. Tenía que hallarla. Lo más seguro es que estuvieran en su habitación. Nicholas sobre ella, forzándola. La simple idea de él tocándola me asqueaba.
No podía actuar impulsivamente e ir. Tenía que planear algo, algo que fuera seguro y que garantizara la libertad de Sophie.
―tengo que sacarla de aquí― miré a babor del barco y pensé. La próxima parada sería dentro de dos días. Durante ese tiempo, tenía que mantener a Sophie y a mí a salvo de Nicholas, aunque no podía evitar que ella estuviera con él durante ese tiempo.
Caminé cojeando hacia donde estaban las demás habitaciones y busqué con la mirada la de Sophie. Tenía que mantenerme oculto y no ser visto por el loco de su esposo. Necesitaba saber cómo estaba, quería tener la certeza de que ella estaba bien.
Un rato después de esperar, me fui de ahí. La gente empezaría a sospechar que algo pasaba entre esa puerta y yo y no quería a nadie interfiriendo. No había comido nada en varias horas y realmente necesitaba sacarme la imagen de Sophie y Nicholas de mi cabeza.
Caminé al comedor, observando detalladamente cada rostro. Me senté, comí, empecé a sentirme mejor en cuanto a lo físico se refería, pero sabía que algo dentro de mí estaba mal y tenía que solucionarlo. Tenía que sacarnos a Sophie y a mí de ese barco.
G ~v
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Ámame.
RomanceLa monótona vida de Sophie Witerpool se ve destrozada cuando el socio de su padre proclama que se casarán. Así, sin preámbulos. Aunque eso no es atípico en el Londres de 1800. Lo que puede ser un poco raro, es que la novia trate de escapar. Con otro...