¿Qué tal sus días amores? Comenten!!!
los quiero <3
¿Es un pirata? Es lo primero que cruzó mi mente, ¿Cómo? Él no tiene un acento extranjero, ni aspecto de pirata... ni... ¡Es un pirata!
―estás pálida ― despegó su mano de la puerta y comenzó acercarse, lentamente. No sabía si estaba cuidando sus movimientos o si estaba acechándome.
―¿Un pirata? ― mi voz sonó despectiva, aunque esa no era mi intención― ¿Eres un pirata?
―¿Eso te repugna? ― su cabeza se ladeó un poco al preguntar.
―no― me enderecé manteniendo mi cuerpo firme frente a la circunstancia― simplemente no pensé que lo fuera, no pareces un pirata.
―he aprendido a disfrazarme y a ocultar mi acento ― se explicó― he subido a ese barco como William y lo sigo siendo, Sophie― se acercó.
―lo sé― carraspeé― me tomó por sorpresa todo esto, nada más― me excusé. En un movimiento brusco, el espacio entre nuestros cuerpos se vio reducido. Necesité algunos segundos para poder pensar con claridad― ¿Vas a hacerme daño? ― no entiendo cómo logré sacar esas palabras de mi boca.
―jamás te lastimaría, Sophie― su mano derecha acunó mi cara― no te he mentido al decir que iba a ayudarte a escapar.
La histeria se apoderó de mi cuerpo.
―¡Con un barco pirata!
―tú no conocías a ningún pirata antes― me reprochó― no sabes nada sobre nosotros y la mayoría de las cosas que dicen son completas mentiras.
―¿Por ejemplo? ― le di el pie.
―no somos unos salvajes incultos. La mayoría de nosotros está aquí por elección propia.
Intenté convencerme de sus palabras, pero los piratas tenían fama de ser mentirosos y embusteros.
―¿Por qué tú no luces como los demás?
―porque necesitaba involucrarme en ese barco.
Una punzada de dolor me atravesó el pecho. No es por los golpes, estoy segura.
―¿Y tus intenciones eran robar todo? ¿Ese era el plan?
―hasta que tú te apareciste en mi camino y debí hacer algunas modificaciones― me sonrió― me alegra que estés aquí, Sophie― se acercó, casi tocando mi pecho con el suyo y posó una mano en mi cadera. Un gemido involuntario de dolor se escapó de mis labios― ¿Qué te pasa?
―no es nada― intenté alejarme.
―Sophie― me retuvo por el brazo e intentó subir la tela floja del corsé― ¿Quién te...? Como si hubiera otra posibilidad― masculló algo en otro idioma, que no comprendí y me miró― necesito ver si tienes un golpe.
―estoy bien.
―tal vez ahora no duele, pero créeme que lo hará― sus ojos amenazaron contra los míos― deberías ponerte un paño tibio para calmar la inflamación―me sugirió.
―lo haré luego ― no quería admitir que iba a necesitar su ayuda para sacarme el vestido.
―date la vuelta― no esperó a que lo hiciera, simplemente me levantó un poco y me giró― te ayudaré con esto y me iré para que puedas hacerlo tú sola, ¿De acuerdo? ―Asentí― bien, en ese cuarto― señaló una puerta al fondo― hay un baño; puedes usarlo mientras consigo otra ropa para que te pongas.
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Ámame.
RomanceLa monótona vida de Sophie Witerpool se ve destrozada cuando el socio de su padre proclama que se casarán. Así, sin preámbulos. Aunque eso no es atípico en el Londres de 1800. Lo que puede ser un poco raro, es que la novia trate de escapar. Con otro...