La luz del sol apenas se asomaba por su ventana, solo una delgada línea horizontal estaba haciéndole la vida imposible al posarse en su ojo derecho. Odiaba eso, lo odiaba demasiado, por eso compró esas cortinas gruesas con flores moradas y en fondo verde, eran gruesas y pesadas, tanto que al cerrarse ni una pizca de luz entraba a sus aposentos.
Pero ahí estaba.
La traición de parte de sus cortinas feas compradas en una venta de garaje, ahora que lo pensaba, los veinte dólares que gastó en ellas no valía la pena porque su ojo no resistió la insistencia de ese pequeño rayito de sol. Se movió un poco a la derecha escapando de su alarma natural pero por más que quiso volver a dormir, no lo logró. Se suponía que los fines de semana son para levantarse tarde, desayunar lo que haya, andar en pijamas todo el día y ver películas. Sin embargo ese maldito rayo de sol decidió romper los paradigmas levantándolo a las siete de la mañana. Renegó y gruño por lo bajo, con una mirada molesta maldijo al sol durante dos minutos para luego levantarse haciendo rabietas por el camino e ir hacia el baño.
Tenía ojeras, sí señor, las tenía. Desde hace dos semanas han sido parte de su rostro, el dormir dos horas diarias le estaba pasando una factura muy elevada, así que hoy no se las cubriría con un bote de maquillaje, hoy serian libres de cualquier tipo de disfraz. Se quitó el polo de dormir y una ráfaga de frío hizo estremecer su cuerpo poniéndolo en un dilema de si necesitaba urgentemente tacto con el agua o si quedarse así todo el día.
El agua ganó, terminó de bañarse y se puso una vestimenta simple, pantalón holgado y un bivirí, con los pies descalzos se dirigió a su cocina para desayunar algo ligero, cereal con leche. Era un desayuno digno de la flojera, pero vamos, ¿Quién se hace un rico desayuno a las siete de la mañana un sábado? Definitivamente él no era ese tipo de persona. Los sábados eran sinónimo de limpieza para su mente, una escoba y un trapo se convertían en sus compañeros de parranda por las noches, no se quejaba, es más, les agradecía. Eran silenciosos y escuchaban sin interrumpir, por supuesto que eran mejores que sus amigos.
Eran las cuatro de la tarde cuando su estómago reclamó comida, suspiró cansadamente poniendo pausa a su película en el transcurso que bajaba sus piernas del sofá. Abrir su refrigerador lo dejó algo perplejo por la diversidad tan escasa de alimentos, un pepino, un pan duro, jugo de pera, comida de hace...se acercó más a ver el taper y se sorprendió de que era, efectivamente ese taper seguía ahí, el arroz frito con carne que le trajo su padre hace una semana seguía ahí. ¡Que horror! Lo tomó para tirarlo a la basura con taper incluido, volvió su vista al refrigerador continuando con su búsqueda. Huevos blancos, un tomate, y un paquete de queso con manchas verdes, si, de nuevo se dirigió al tacho y botó el queso. Cerró con molestia su refrigerador pensando en el número telefónico que hace dos semanas se sabía de memoria. Pasado los quince minutos el timbre de su departamento sonó, una sonrisa apareció en su rostro de manera inmediata al ver al repartidor de pizzas, estaba tan feliz que hasta incluso le dio una propina, muy raro en él de hecho. Se comió cinco tajadas de la caja, se había pedido una familiar, tenia la seguridad de que la terminaría mas tarde. Su película acabo al igual que su hambre. Ver a Justin Long hablar acerca del amor en "Simplemente no te quiere" hizo que su mente formara miles y miles de ideas acerca de su nueva relación, "maldito Justin" dijo tapando la pizza sobrante ¿Será cierto lo que dice acerca de lo que piensa la mayoría de chicos del compromiso? ¿Será que su novio piense igual que el desgraciado de Justin? Esa idea lo aterro demasiado.
"Tú no eres la excepción, eres la regla. Y esta es la regla: Si un tipo no te llama es porque no quiere llamarte. Cuando un hombre te trata como si le importaras un carajo, realmente le importas un carajo"
¿Él era la regla?
Hace dos semanas y dos días había peleado con su novio, claro está que el no tuvo la culpa sino su lindo amante. No pensaba llamarlo para pedir disculpas, era un adulto totalmente maduro con un licenciado en derecho y un departamento decente. Aún así no podía evitar sentir una presión en su pecho al mirar su apartamento ¿Por qué su casa parecía menos limpia cada vez? ¿Por qué hasta se olvidaba de comprar la alacena? ¿Por qué decidió tomar un trabajo pesado que su jefe le propuso aun cuando tenía las de negarse? Simple, porque quería mantenerse ocupado, quería llenar su horario de tareas para no pensar en su relación, y ese trabajo le estaba robando su vida, ya no hacia las cosas de antes, he ahí por qué no tiene comida o limpia la casa, ahora solo la relación más cercana con la realidad era su laptop.
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El encanto de Chanyeol
FanficBaekhyun está casado. El y su marido son una pareja feliz que disfruta su vida matrimonial. Kyungsoo tiene un novio excepcional, según él, el hombre perfecto, Kyungsoo está enamorándose poco a poco de él. Luhan conoció a un chico encantador en la p...