Capítulo 15: Aliados

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MARINETTE:

Un estruendo provocó que abriese los ojos en plena madrugada.

-Adrien- moví con cuidado al ojiverde que permanecía absorto en sus sueños -¡Adrien!-

Abrió uno de sus ojos -Mi Lady, se que quieres repetirlo pero déjame descansar un poquito-

Me di una palmada en el rostro.

-¡Eso no idiota!- le gruñí -¡Se escuchó un ruido muy fuerte!-

-Tal vez solo sea el viento- se restregó los ojos -Debemos dormir que en unas horas nuestra querida entrenadora se va a desquitar por no haberle hecho caso de ir a cenar-

Quería reír en esos momentos pero unas fuertes risotadas nos interrumpieron.

Ladybug...- se escuchó fuera de la ventana de la habitación -Chat Noir- el vidrio comenzó a chirriar como si lo estuviesen provocando.

-Ahora si te creo- dijo Adrien con gran preocupación en su rostro -Debemos avisarle a nuestra mentora- se levantó y salió directo a la puerta.

-Adrien...- lo detuve

-¿Si?-

-Primero vístete-



...

Salimos del lugar para buscar a la mujer misteriosa que nos entrenaba, para nuestra sorpresa ella ya se encontraba sentada en la sala tomando un poco de té.

-Parece que tenemos problemas- dijo con toda la tranquilidad del mundo, cruzó las piernas y continuó disfrutando de su confort.

-Que desconsiderada- murmuró Adrien.

-¿Y que esperan?- interrumpió con un tono que me recordaba demasiado a Chloe -Las cosas no se solucionan solas, para eso fueron entrenados. Vayan y solucionen la situación-

En verdad. ¡¿Qué tenia esa mujer en contra nuestra?!

Con temor salimos de la cabaña y comenzamos a caminar alrededor de esta. Todo parecía normal.

Ladybug- canturreó nuevamente la voz misteriosa -Chat Noir-

Pero de cierta forma yo conocía de alguna parte esa voz

-Quién eres?!- pregunté mientras observaba hacia todas partes buscando al propietario de los ruidos.

-¿Quiénes somos?- sonó una voz mas masculina -Somos aliados-

De nuevo unas risotadas malignas.

-Salgan y muéstrense- Adrien traía en la mano una espada que había tomado del almacén de armas.

Son unos idiotas- ¡en verdad yo conocía esa voz!

La vida del campo les afecto- respondió el otro.

-Salgan- repetí. De entre los árboles salieron dos personas cubiertas por capas grisáceas, una mas alta que la otra y se distinguía quien era chico y quien chica pues la mujer contorneaba las caderas con alegría.

-Es un gusto verte nuevamente Marinette- sus palabras me sorprendieron demasiado -Adrien, espero que cuidarás bien de ella- dijo con más dulzura.

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