Capítulo 25: Locura

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MARINETTE

Genial, uno ya no puede dormir en paz porque si no llegan recuerdos de tu vida pasada y te impiden pensar con claridad.

Ahora mi mente no dejaba de repasar cientos de jeroglíficos y yo intentaba no decirlos en voz alta o de lo contrario algo terminaría explotando. Oculte mi amuleto entre la capa y salí al comedor para desayunar, en la mesa de siempre se encontraban Adrien y su madre.

Por Isis, esto es demasiado confuso.

-Buen día Marinette- dijo la mujer rubia quien a pesar de que ya sepamos sobre su identidad debía permanecer oculta entre ese pesado velo negro.

-Buen día- respondí dando un bostezo, Adrien siguió mis pasos. Los dos habíamos soñado por igual. Si yo debía tener precaución para él era todo más complicado, nadie debe saber que él es Adom.

-¡Chicos!- Alya venia con una charola repleta de comida y la colocó en medio de la mesa -Es hora de desayunar- se sentó a lado mio y comenzó a devorar todo lo que estuviese a su paso.

Yo sinceramente no tenia apetito.

-¿Y Nino?- intenté entretenerme para dejar de pensar en jeroglíficos.

-Él y Nath no tardan en venir- respondió con simpleza. Mi cuerpo se tensó, Nathanaël era uno de los infiltrados de Thalia y debíamos tener extrema precaución. Adrien pareció darse cuenta de mi estado y tomó mi mano desde el otro lado de la mesa.

-Todo estará bien- susurró, yo sonreí. Adrien es él único que puede mantenerme tranquila en esos momentos.

A los pocos minutos llegaron los mencionados. Nino se sentó a lado de Adrien y Nathanaël a lado mio junto con Alya.

¿Por qué? Sabía que sólo lo hacía para provocarnos pero mantener la postura a veces ya no era una opción pues en verdad era insoportable.

Adrien chirriaba los dientes y un aura negra comenzaba a hacerse presente en él. Llamé su atención y le pedí que se calmase o de lo contrario exhibiría su identidad.

En verdad que difícil.

El ambiente fue demasiado tenso pues el pelirrojo no dejaba de tomarme por la cintura o tocar mi cabello. Cuando vi que mi ojiverde terminó de comer ambos escapamos del lugar.

-Cinco segundos mas y te juro que lo asesino- tenía el ceño fruncido y de sus manos seguía emanando esa aura oscura producto de que nuevamente se había activado toda su magia de su vida pasada.

Yo aunque intentaba estar tranquila igualmente un aura roja salía de mis manos y me era muy difícil ocultarlo.

-Tenemos que buscar un lugar donde podamos aprender a dominar todo este lío- dije refiriéndome a nuestro nada usual brillo de manos.

-Buena idea- dijo Isis en mi mente -Si es que primero no destruyes todo el edificio-

-Jaja- respondí sarcástica -Muy graciosa-

-Yo se donde- dijo Adrien, tomó mi muñeca y comenzamos a caminar a través de los extensos pasillos del módulo.

-¿A dónde vamos?- al parecer sabía lo que hacía pues llegamos a un lugar donde nunca había estado, al final de un sin fin de habitaciones había una en especial que solo estaba cubierta por una cortina de estilos orientales. Podía percibir el intenso olor a incienso de manzana y de adentro una voz conocida nos llamó.

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