Capítulo 9: Esa extraña mujer

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La noticia era desgarradora para todos los parisinos, sin haber pasado mas de un par de horas toda la ciudad estaba en toque de queda debido la la cruel situación que se mantenía.

En las calles una sombra más oscura que la noche volaba libremente junto con todas sus otras esclavas. La gente temía salir de sus casas pues sabían que si se atrevían y se cruzaban con la villana terminarían desapareciendo a quién sabe donde.

Los gritos de dos familias en especial eran los mas tristes, frente a un edificio hecho escombros; Tom y Sabine, los padres de Marinnete, abrazaban fuertemente el ahora abandonado diario de su querida hija.

A unos metros se hallaba completamente serio Gabriel Agreste; el padre de Adrien quien tenia en sus manos la fotografía de sus hijo junto con su esposa antes de que esta desapareciera.

Qué había hecho?

Por qué fue tan iluso en creer que Thalia tendría piedad de su hijo?

Los deseos de venganza le invadieron peor que nunca. Al igual que los ahora "fallecidos héroes" el buscaría una forma de detener a su nueva rival. Nadie se metía con lo poco que le había quedado de familia.

Los tres sabían porque estaban en ese lugar. Después de buscar por un largo rato a sus hijos se encontraron con los objetos y nada les dolió más que saber que sus progenitores habían arriesgado su vida por París. A qué costo?

Todo era una catástrofe que ya ni el mismísimo Hawkmonth podía detener.

MARINETTE
Caminábamos sin rumbo alguno a través de un espeso bosque. Quien nos guiaba era Plagg.

-Plagg! Estas seguro que no nos perdimos?- dijo Adrien

-Deja de quejarte niño rico y tapate el rostro con la capa, alguien podría verte- exclamó el pequeño gato negro -Se reconocer el lugar-

-A donde vamos?- me atreví a preguntar esperando una sarcástica respuesta.

-Al lugar donde viviremos por unos meses- contestó -El único donde podrán entrenar. El maestro Fu ya tenia todo planeado-

Finalmente llegamos frente a una pequeña cabaña.

-Esto es muy poco espacio- susurré. Incentivo para que Adrien comenzara a bromear.

-Parece que tendremos que dormir juntos, princesa-

Sonreí levemente. Cómo es que lograba bromear de tal manera a pesar de todo lo que había pasado?.

-Guarda silencio gato tonto-

-Sabes que soy purrfecto!-

Todos soltamos la carcajada.

-Qué te falta?, qué te pongas a ronronear y luego a lamer?- dije entre risas.

-Ya lo hace- complementó Plagg.

De nuevo la risa no se hizo esperar. Tal vez no podía ver el rostro del rubio por tanta oscuridad pero sabia que estaba más que sonrojado.

-Un gusto Ladybug y Chat Noir- dijo una voz a nuestras espaldas. Reaccionamos como si de una batalla se tratase.

-Quién eres?- preguntamos Adrien y yo al mismo tiempo.

-Seré su entrenadora en estos seis meses-

Intentar ver su rostro era imposible. Un velo negro lo cubría a su totalidad.

-Esa voz- murmuro Adrien.

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