Capítulo 33: Invasión

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ADRIEN

Dolor, incertidumbre.

Vaya que Osiris tenía la culpa por elegirme como anfitrión y pasarme toda su pesadez de emociones.

¿Tal vez era yo el problema?

-Adrien...- susurró con temor Plagg quien se encontraba a mi lado, sentado en una banca del ahora Trocadero en la ciudad -O Adom- elevó la voz un poco más dudando si continuar -Ya no se que pensar-

-Supongo que soy Adrien- respondí con simpleza y dedicándole una leve sonrisa intentando tranquilizarle -¿Por qué estas tan asustado?- pregunte bastante curioso y más aun cuando no había ni tocado su ración de queso ¿No se supone que Adom y yo seamos la misma persona?

-A-adom me da miedo- meditó por unos instantes e hizo su bocadillo a un lado -Supongo que eso es muy tonto porque tú cono Adrien no eres malo.-

¿Qué?

-¿Y se puede saber el porqué?- pregunté intentando sonar de forma paciente aunque una terrible corriente había recorrido toda mi espalda ante tan extraños y expuestos pensamientos.

-Creo que yo se la respuesta- habló una voz ajena a la conversación.

Gire la vista una y otra vez intentando encontrar a quien llamaba pero simplemente nada.

-¡Aquí abajo despistado!- indicó nuevamente e hice lo que pidió. Un pequeño gato bastante esponjado y con el extraño aspecto de un leopardo se encontraba sentado a mi lado en la banca mientras me observaba fijamente con sus felinos ojos.

-¡¿PERO QUÉ...?!- grité sobresaltado.

Eso es todo. Seguramente lo que había pasado hasta ahora era una simple alucinación.

-Me duele que no me recuerdes- murmuró el gato meneando una y otra vez la cola -Pero tú y Adom son bastante diferentes- mencionó -O eso quiero creer- rió gustosa la voz femenina -Me presento, soy Bastet-

-¿Bastet?- pregunté bastante dudoso -¿La diosa gato?-

-Prefiero que me llamen guardiana de Ra- mostró una sonrisa bastante torcida enseñando su par de colmillos bastante sobresalientes -Creí que te inclinarías ante mi-

-Y...- hable bastante dudoso -¿Puedo saber que esta haciendo una diosa egipcia en forma de gato sentada junto a mi?-

Bast suspiró cansada y sin pedir permiso alguno, se recostó en mi regazo y comenzó a ronronear.

-Comprendo que la protegida de Isis sea una testaruda de primera- indicó levantando la mirada y haciendo una leve mueca de desagrado -Pero tú y esa chica están destinados por la eternidad-

Sentí mi rostro moverse, seguramente había hecho un estúpido puchero.

-Y entonces quieres que yo hable con Marinette y estemos bien...- conteste dudoso y negándome un poco.

Enserio, ¿qué diosa gata venía a verme solamente para reconciliar con Marinette?.

-Algo así- su pequeño cuerpo inició a iluminarse mientras una enorme estela le rodeaba y en pocos segundos una mujer-gato se encontraba sentada en mis piernas -Supongamos que si tú y Marinette están separados por un determinado tiempo pueden haber grandes consecuencias-

Me mantuve en silencio intentando meditar la situación y buscando lógica alguna.

-No comprendo- admiti, ella rodó los ojos como si intentase explicarle algo a un niño de seis años.

-Si Marinette baja la guardia por una situación como está es posible que Calé intente tomar dominio del cuerpo nuevamente- caminó lentamente hacia otra parte mientras yo intentaba seguirle el paso -Y digamos que Calé ya no es alguien de fiar, ¡sería capaz de apoyar a Thalia en este conflicto!- llegamos al final de un callejón sin salida y Bastet levantó la vista buscando con sus felinos ojos cualquier objetivo o pista que diese al paradero de la azabache.

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