Capítulo 8

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-Gracias, gracias por salvarme.

-Siempre voy a estar cuando me necesites.

-No digas tonterías Jason, siempre es una palabra demasiado grande para ti.

-No sé como te enteraste de todo lo de la apuesta, no se que siento, solo te juro que cuando te vi con ese imbécil, sentí ganas de matarlo y alejarlo de ti.

-Yo a diferencia de ti, sé lo que sientes, no puedes soportar que no esté detrás de ti como una niña enamorada, no puedes creer que tan rápido esté conociendo a otra persona y ni si quiera te pida explicaciones. Y no puedes con nada de esto porque lastima tu ego de macho. ¿Dónde están mis zapatos? -Termino de hablar, tenía muchas ganas de decirle todo eso, llevaba mucho tiempo con todas esas palabras dentro de mi peleando por salir. Me levanto para buscar mis zapatos los veo, me los pongo y me dispongo a salir de ahí cuando siento que me tira del brazo y nuestros cuerpos se pegan haciendo que nuestras bocas estén a escasos centímetros. Mi cuerpo tiembla, no sé porque pero también siento que él está nervioso, el corazón le va a mil pulsaciones...

-No quiero dejarte ir, quiero que estés conmigo, Pía, me gustas. Me encanta sentir lo nerviosa que te pongo...

-Ya he escuchado eso varías veces, suéltame, -intento que me deje pero no lo consigo, solo me aprieta más y se acerca para besarme- ¡NO! ¿Qué haces? ¿Eres idiota? No te creo una sola palabra Jason, no quiero saber nada de ti, no quiero verte, te agradezco esto, pero nada más, solo quiero irme a mi casa, darme una ducha, acostarme y olvidarme de todo, sobretodo de ti.

-Puedes ducharte aquí, y además puedo ayudarte.

-No me vengas con tus comentarios de macho ligón, conmigo no funcionan tus patéticas técnicas. Podrías replantearte tu forma de ligar al menos conmigo ya ha dejado de hacer efecto. Basta Jason, realmente estoy cansada, no quiero verte más...

-Pía por favor, déjame demostrarte que me gustas de verdad, que no es un juego.

-Que no es un juego de nuevo, querrás decir ¿no? No doy segundas oportunidades, una vez quizá caigo, dos no.

-Tienes razón, sí, jugué contigo y pensé que sería como con todas pero ¿sabes qué? Caí en mi propia trampa, normalmente me olvidaría de todo, pero contigo ha sido diferente...

-Te gusto de verdad -le interrumpo. -Ya me se tu discurso Jason.

-Joder Pía, que me gustas de verdad, que creo que me estoy enamorando de ti...

Esto último me viene como una bofetada, no puedo creer que sea capaz de decir que me ama, no puedo creer que sus mentiras puedan llegar tan lejos. Cojo mis cosas y salgo de allí mientras le escucho llamarme.

Llego a mi casa sin ganas, me cambio y aunque me encantaría seguir durmiendo, tengo que trabajar en los diseños, es sábado y el martes tengo que entregar los siete diseños terminados, además, amo mi trabajo, y de eso se trata, ya ni lo veo como trabajo, es algo que me encanta hacer.

Llegué a casa a sobre las doce de la noche y me he pasado dos horas dándole color a algunos de los últimos diseños que tenía y empezando en sexto ya, espero terminar mañana para darle el color a todos y perfeccionarlos para entregarlos en la reunión.

Abro los ojos, el timbre no deja de sonar, ¿quién será? Me levanto, me pongo un poco presentable y voy a abrir. El cartero con un ramo de flores gigante.

-Buenos días señorita, ¿es usted Pía? -Me pregunta muy amablemente

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-Buenos días señorita, ¿es usted Pía? -Me pregunta muy amablemente.

-Sí, soy yo.

-Esto es para usted, ¿me firma aquí?

Le firmo y le agradezco, ¿Martín me envió flores? Son preciosas, de verdad que me encantan las rosas y ¡¡qué ramo más grande!! Las pongo en agua y las coloco en un rincón de la mesa. Busco mi móvil para llamarle:

-Buenos días Martín, ¿por qué me has mandado esas flores tan bonitas? ¡Me han encantado! ¡Muchísimas gracias!

-Buenos días Pía, yo no te mandé nada, no fui yo... -Le oigo un poco cortado, le pido perdón y cuelgo para marcar otro número, que por desgracia sé de memoria.

-¿Acaso me has mandado tú las flores?

-¿Ya te han llegado? ¿Te gustaron? -Me dice Jason feliz, por lo que puedo entender.

-¿Eres idiota? ¿Con que derecho me mandas flores? ¿No entiendes castellano? No quiero saber nada de ti Jason.

-Con el derecho de que tú me perteneces, eres mía, quieras o no. Sabes que tu corazón todavía me pertenece a mi...

-Lo que se a ciencia cierta es que eres un imbécil. -Cuelgo, me visto, cojo las preciosas flores y me dirijo a mi coche, aparco, salgo del coche y subo las escaleras muy cabreada, toco el timbre, tarda un poco pero me abre, se ve que se sorprende al verme.

-Toma tus malditas flores –le digo mientras le tiro las flores en el suelo- no me vuelvas a mandar nada, y mucho menos te creas que ni si quiera una de las pestañas que han caído de mis ojos pueden ser tuyas, nada de lo que venga de mi tiene que ver contigo, y mucho menos quiero que me mandes estupideces ¿te queda claro?

-Esta bien, te dije que te iba a reconquistar, que iba a conseguir que me perdones, se que lo nuestro es de verdad y no voy a dejarte ir.

-¿Crees que gastando una muy pequeña parte de tu dinero vas a conseguir algo? ¿Crees que pagando un regalo y a una persona para que lo envíe te perdonaré o conseguirás algo? Estás muy equivocado conmigo, como se nota que no sabes nada. Ah, -digo antes de darme la vuelta para irme- yo ya me fui, lo siento pero has reaccionado demasiado tarde.

Salgo de allí rápidamente, sé que probablemente he podido sonar muy dura, pero lo que él me hizo fue mucho peor.

No Te EsperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora