Capítulo 4

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Se me acerca demasiado, está apunto de besarme, pero doy un paso atrás. No, no quiero que me bese, no le creo nada.

-¿En serio crees que te voy a creer?

-Es la verdad, no tengo por qué mentirte.

-¡Ay Jason, por favor!, sinceramente no me importas nada.

-¿No te importo? Pues ni en el vestuario, ni en la fiesta parecía eso, eh.

-Me aburres, vete. -miento, claramente. Le echo de mi casa, cierro la puerta, me voy a mi cuarto y me tiro en la cama.

Son las once de la noche, así que me vuelvo a levantar, me dispongo a dibujar y sacar los próximos diseños de novia.

Ha pasado una semana desde que le eché, y no paro de pensar en él. Miro el whatsapp, se conectó hace dos horas, me quedo mirando su perfil, y de repente cambia a 'en línea', sin pensar le escribo:

-Hola, lo siento.

-Me echaste de tu casa, sin razón alguna porque ni siquiera he echo nada que pueda hacerte sentir mal -Me contesta frío, no sé si es así siempre, o es especialmente conmigo.

-¿Nos podemos ver esta noche?

-¿De verdad crees que después de que me dejaste plantado y esperándote media hora, después de haber llegado a tu casa y que me echaste, me va a apetecer quedar contigo? -me cae como un balde de agua fría.

-Espero que sí. -Se que no, pero es que realmente espero que sí...

-Paso a recogerte a tu casa, nos vemos esta noche ¿vale?

-Perfecto, ¿a las diez?

-Sí, a las diez, nos vemos.

De repente me siento bien, voy al armario, me desvisto, cojo un vestido ajustado negro con el escote redondeado, un collar dorado bastante llamativo, zapatos de plataforma con tacón alto y mi bolso negro. Son las diez menos cinco, y ya estoy lista. Genial.

Suena el timbre a y cinco, voy a abrir y es él. Le contesto y bajo.

-Guao, estás guapísima.

-Sí, gracias, pero mi cara está más arriba majo -le digo con media sonrisa levantándole la cara con la mano.

-No Pía, no te equivoques, llevas un collar muy bonito. -dice en medio de risas.

Me abre la puerta del coche para que pase a sentarme. Cuando aparca, veo que estamos en una casa enorme, no sé si es su casa, pero no me quedaré con la duda.

-¿Estamos en tu casa?

-Sí, te he traído a mi casa, para que no tengas escapatoria y pueda controlarte, porque la verdad es que me cuesta mucho.

Sonrío y bajo del coche. Abre la puerta de las vallas.

-Las damas primero. Pasa.

Paso y subo algunas escaleras que hay a metro y medio de la puerta, miro atrás sabiendo donde tendrá fija su mirada, y le veo bastante concentrado observándome.

-Oye, ¿podrías disimular un poco?

-¿Eh? -Dice sorprendido.

-Me estás comiendo con la mirada.

-Agradece que no haya empezado a hacerlo con la boca.

Dice eso, y mi piel se eriza. Me empuja suavemente hacia una puerta, la abre y me hace pasar.

No Te EsperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora