Capítulo V. [I]

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Desde ese momento supe que no estaba sola...

Que empezaría aquí un lazo de amistad...

Uno muy fuerte, pero... ¿Duraría para siempre?

Eso espero... Porque hoy he dejado de llorar.

(Pensamiento de Aurán).


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Parte de la habitación estaba en penumbra y la otra era iluminada por la luz de las velas situadas en la mesita del té

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Parte de la habitación estaba en penumbra y la otra era iluminada por la luz de las velas situadas en la mesita del té. El único ruido que se escuchaba provenía de la respiración de Eileen quien dormía tranquilamente en una gran cama. Aurán no se había apartado de su lado desde que cayó rendida tras el entrenamiento, mirándola con ternura como si fuera su propia hija.

―Has estado aquí como dos horas esperando a que despierte ―dijo Oráculo apareciendo.

Se acercó con cuidado para no hacer ruido y no perturbar los sueños de Eileen.

―Me recuerda a mí, al principio me sentía rara. Teniendo que entrenar día a día para algo que jamás desee tener, pero era mi deber cumplirlo ―dijo Aurán en voz baja mientras acariciaba el cabello de Eileen.

Estaba sentada cerca de la pequeña vigilando su sueño.

― ¿Te has encariñado con ella verdad? Debo de admitir que es una niña muy linda

―Tal vez...

― ¿Tal vez? ―dijo Oráculo levantando una ceja.

A pesar de la falta de luz Aurán pudo distinguir aquel gesto. En el fondo sabía perfectamente que se encariñó con la pequeña. Ella denotaba gran inocencia y pureza. pero por todo lo que había sufrido con los años, no quería abrir fácilmente su corazón a nadie.

―Bueno si me encariñé con ella―admitió―. Desde que mi hermana se apartó de mi lado me he sentido sola y eso que han pasado casi quinientos años. Somos seres muy longevos. Esta niña me recuerda a una infancia llena de dificultades, de decisiones que ha temprana edad tuve que tomar, enfrentarme a situaciones que realmente no quería enfrentarme.

CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora