CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]

Epílogo. [II]

― ¿Alas? ¿Tendré alas? ―preguntó Eileen con brillo en los ojos.

―Por supuesto. Todos los guardianes de Cyelity y por ende su diosa tienen alas blancas ―le respondió Aurán.

Estaban en una torre del castillo observando el extraño atardecer que se daba ahí. Eileen llevaba puesto su uniforme. Entrenó todo el día y ahora tomaba merecido descanso.

―Como muchos seres han creído en la existencia de seres alados como protectores de todo mal desde la creación del planeta Tierra, a los guardianes y dioses se les conceden alas blancas porque su propósito en esta vida es mantener el equilibrio y no se presentarían ante los demás como individuos que profesan el mal. Necesitamos que las personas confíen en nosotros...aunque para muchos solo estemos representado en diferentes religiones, pinturas o cuentos―suspiró―. Ingrid llamó a este lugar el cielo para muchos creyentes y para los seres mágicos Cyelity... cumple muchas funciones similares al cielo o lugar más allá del ojo humano. Las almas de muchos seres tanto humanos como mágicos que han obrado bien desde su nacimiento y hasta su muerte descansa aquí.

― ¿Entonces hay como un paraíso?

―Efectivamente... hay un lugar especial donde están todas esas almas... donde encuentran su paz... donde son libres de cualquier atadura...

Aurán miró con atención y con un semblante serio todo Cyelity. Sus palabras irradiaban algo único. Eileen no sabía explicar bien en eso. Solo deseaba desde el profundo de su corazón hacer las cosas bien, profesar esa paz que todos los seres quieren... Obrar bien una vez que sea coronada.

― ¿Y cuándo tendré mis alas?

Aurán sonrió―. Muy pronto las tendrás y empezarás tu entrenamiento para surcar los vientos como toda una experta―guiñó su ojo―. Todavía te queda mucho por aprender, mucho Nurtonal por recorrer y debemos darnos prisa porque faltan aproximadamente cinco meses para tu coronación... 

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